Karl Barth III
5. (13/9) Barth (Tarea teológica)
Barth, Introducción, pp. 165-209.
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10 Comments:
Karl Barth está dirigiendo la última serie de sus clases en la Universidad, y es desde allí de dónde se extrajeron esta serie de resúmenes de sus clases. Su auditorio está formado por estudiantes de teología.
Sus temas doctrinales se centran en el trabajo teológico. A su parecer el trabajo teológico debe formar de cuatro partes: la oración, el estudio, el servicio y el amor.
En todos los casos, su punto de partida es Dios. Su frase repetida en varias clases : “ desde arriba hacia abajo, desde la claridad de la vida de Dios hacia la oscuridad o la penumbra de la vida colectiva e individual de los seres humanos.”
Barth enfatiza que el objeto del trabajo teológico es uno sólo: “ su objeto es Jesucristo, y eso significa: la perfección de la Alianza entre Dios y el hombre.”
Para Barth todo el pensar y hablar humanso en relación con Dios es el de una respuesta. No puede ser un pensar y hablar sobre Dios, sino un pensar y habalr humanso dirigido a Dios, sprovocado únicamente por el pensar y hablar de Dios dirigido al hombre, que le sigue y responde.
Para Barth, la tarea del hombre es responder al llamado de Dios. Según él, el trabajo teológico se desarrolla en las preguntas y respuestas humanas, en el buscar y preguntar de los humanos frente a la obra y la palabra de Dios.
Para Barth, el estudio teológico consiste en la aprticipación activa en el quehacer de la comunidad de enseñantes y estudiantes, en la escuela de los testigos directos de la obra y la palabra de Dios.
Pablo Almeida
Karl Barth está dirigiendo la última serie de sus clases en la Universidad, y es desde allí de dónde se extrajeron esta serie de resúmenes de sus clases. Su auditorio está formado por estudiantes de teología.
Sus temas doctrinales se centran en el trabajo teológico. A su parecer el trabajo teológico debe formar de cuatro partes: la oración, el estudio, el servicio y el amor.
En todos los casos, su punto de partida es Dios. Su frase repetida en varias clases : “ desde arriba hacia abajo, desde la claridad de la vida de Dios hacia la oscuridad o la penumbra de la vida colectiva e individual de los seres humanos.”
Barth enfatiza que el objeto del trabajo teológico es uno sólo: “ su objeto es Jesucristo, y eso significa: la perfección de la Alianza entre Dios y el hombre.”
Para Barth todo el pensar y hablar humanso en relación con Dios es el de una respuesta. No puede ser un pensar y hablar sobre Dios, sino un pensar y habalr humanso dirigido a Dios, sprovocado únicamente por el pensar y hablar de Dios dirigido al hombre, que le sigue y responde.
Para Barth, la tarea del hombre es responder al llamado de Dios. Según él, el trabajo teológico se desarrolla en las preguntas y respuestas humanas, en el buscar y preguntar de los humanos frente a la obra y la palabra de Dios.
Para Barth, el estudio teológico consiste en la aprticipación activa en el quehacer de la comunidad de enseñantes y estudiantes, en la escuela de los testigos directos de la obra y la palabra de Dios.
Pablo Almeida
Barth Kart Introducción a la teología evangélica, p.165-209
Barth se plantea abordar el tema del trabajo teológico, ¿Qué hacer, realizar y lograr en la teología? Para Barth, el punto de partida esta en la oración continua, es decir la apertura hacia arriba (Dios) El objeto de la teología es Dios, por eso la relación TU-YO, esta presente, la teología se nutre en la búsqueda y preguntas de los humanos, frente a la obra y palabra de Dios. Barth agrega que es Dios quien se auto-revela y da sentido a la teología. El Espíritu Santo crea la apertura de Dios para el hombre y del hombre para Dios.
El estudio teológico consiste en la participación activa, en el quehacer de toda esa comunidad de enseñantes y estudiantes, en la escuela de los testigos directos de la obra y la palabra de Dios. Entre las materias requeridas señala; la exégesis -bíblica, el análisis histórico - critico, el estudio de la historia de la iglesia (teorías, practica, confesiones y teología) Barth, remarca la necesidad de estudiar las escrituras, considerando los acontecimientos que envuelven al lector, también considera a la teología sistemática y la teología practica, como importantes para un lectura formal y su aplicación. Una lectura con estas herramientas y considerando el contexto es importante, lo que no me queda claro es ¿Por qué determinar que sea necesario seguir una secuencia de estudio de: la teología sistemática y después la teología practica? ¿Debe existir un orden rígido y sistemático para comprender y responder a nuestra realidad? ¿Qué sucede con las personas que desde un aspecto ético, contribuyen y responden a la realidad que afecta a su entorno? ¿Debemos evitarlos por que no parten de la creencia que yo tengo? ¿No están haciendo teología de un modo distinto?
Para responder estas preguntas, y siguiendo la reflexión de Barth, el servicio también es parte importante en el estudio de la teología, el lo interpreta como un servicio al mismo Dios que habla: “La Palabra”, ¿Cómo dejarse disponer por la Palabra sin incluir los intereses personales? Esta parece ser la utopía para el hombre o la mujer de hoy, ya que lo más importante para el ser humano es la estabilidad económica, el desarrollo personal, etc. Muchos miembros y pastores de las iglesias no son ajenos a este hecho, sobretodo cuando van predicando la prosperidad y prometiendo sanidad, siempre que la fe del creyente se exprese en el diezmo y la ofrenda obligatoria.
Las palabras de Barth nos exhortan a hacer teología, pero considerando: la oración, el estudio, el servicio y el amor, este ultimo relacionado con la divinidad y con la humanidad, solo así se descubre el objeto del conocimiento teológico: Jesucristo el amor perfecto.
Dennis Rojas
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La tarea teológica se desarrolla -según Barth- en torno a cuatro acciones: la oración, "apertura hacia arriba", comunicación con ese "Alguien que habla en su obra"; el estudio, entendido como encuentro y convivencia entre alumnos y maestros, como conversación principal con los profetas y los apóstoles, y como conversación paralela con los teólogos del pasado y del presente; el servicio de ayudar a la iglesia en su anuncio, (la tarea teológica no puede realizarse como un fin en sí mismo); y finalmente, el amor sin el cual "el trabajo teológico... no sería más que discusión vana, acrobacia intelectual, por más que se ore sinceramente, se estudie detenidamente y que se sirva con afán."
Me parece interesante la propuesta de encarar la tarea del teólogo a partir de estas cuatro acciones. Sin embargo, me gustaría hacer alguna observación en cuanto al enfoque.
A lo largo de estas páginas nos encontramos con un marcado acento en la revelación de Dios desde arriba hacia abajo. De allí, su recurrencia a las Escrituras, los profetas y apóstoles. Me parece que esto induce a una mirada patriarcal que advertimos a lo largo de este escrito. Si bien reconoce que el objeto del trabajo teológico no es un "algo" máximo y absoluto(p.169), de hecho los presupuestos de trabajo sí lo son. Observamos: un Dios que reina (p. 168), Dios que en su libertad dispone libremente de todo lo que los humanos ya han reconocido, logrado y establecido; una tarea sujeta a su aprobación y disposición (p. 172), una conversación principal y otra paralela (p. 178), la tarea de la teología como dadora de la verdad para complementar la predicación, la enseñanza y la cura de almas (p. 194), "toda teología verdadera"(p. 208), "desde la claridad de la vida de Dios hacia la oscuridad o la penumbra de la vida colectiva e individual de los seres humanos."(p. 195) Entonces, me pregunto ¿Y nuestra libertad? ¿Y nuestra dignidad e igualdad? ¿Podemos hablar de una teología verdadera, podemos tener la "verdad" o es sólo una búsqueda? ¿No deberíamos pensar más bien en la búsqueda de sentidos? ¿Creemos en un Dios que se revela de arriba hacia abajo o en un Dios que se revela también en la historia, en los acontecimientos, en nuestros prójimos?
Carolina Artana
Habiendo leído distintos textos de Barth y luego de las conversaciones que surgieron en clase, reconozco que en un principio “compré” muchas cosas de su trabajo teológico con las cuales ahora no estoy conforme.
1. En primer lugar siento que busca muchas maneras de legitimar el trabajo teológico, el cual es de gran importancia para la comunidad. Pero termina siendo tal su insistencia que pareciera ser el “único” trabajo al cual la comunidad debe de dedicarse. Todo gira en torno del mismo, y este en torno de la comunidad. Y no es un trabajo sencillo el que propone Barth, no todas las personas pueden realizarlo. Hasta esta clase hemos visto muchos componentes que deben de juntarse para su realización: asombro, oración, estudio, amor, etc. ¿Contempla esto a la comunidad en su totalidad como productora de teología? Luego de leer estos textos siento que la meta de la comunidad es la producción teológica, aunque él no lo diga. Percibo una obligación que no da lugar a lo diferente.
2. Además considero que esta Teología Evangélica es limitada. Biblia, historia y práctica, en relación al mensaje bíblico, los dogmas y su aplicación en la vida de la iglesia. Pero en lo que muchas teologías de hoy se basan: en la experiencia, no se encuentra. Si la teología está al servicio de la comunidad, debe de mirar y pensar sus situaciones cotidianas. Barth dice: “(...) la teología es también, en su dedicación a esta tarea, un servicio a la comunidad. Ella sirve para establecer la objetividad, para realizar la renovación y purificación del mensaje que ésta proclama, ofreciéndole concentración y precisión” (T. E. p. 185). Pero creo que la teología va más allá de un mensaje, de lo que está bien decir o no. La teología es “involucrarse” en la vida comunitaria, en la vida social, individual, laboral, etc. de quienes asisten a mi comunidad y viven fuera de ella, pero también son parte del proyecto de Dios.
3. Por otro lado me he puesto si Barth es tan ecuménico como el propone que seamos. “(...) el teólogo tendrá que velar por la pureza del mensaje cristiano, insistir en su sentido y carácter ecuménico, católico y universal” (T. E. p. 196). No veo que en sus textos el se plantee, por ejemplo, la búsqueda de puntos en común para el acercamiento, o plantear la realización de teología evangélica, no sólo como acción de una “comunidad determinada” sino de varias comunidades de diferentes tradiciones. Además siento que, luego de leer sus textos, que el hacer teología es algo tan delicado, que si la hacemos y no nos sale bien, todo estará perdido. Hay tantos pasos, sentimientos, cosas que debemos tener, saber, hacer, que casi no hay lugar a la espontaneidad, a la creatividad, a lo nuevo.
Laura Sol Lombardo
Llegamos en esta semana a la cuarta serie de las últimas clases que Kart Barth dictara en 1961 en Basilea cuando contaba ya con setenta y cinco años de edad, cincuenta de los cuales dedicó a la docencia.
Los temas clave de esta sección son: oración, servicio, estudio y amor. Cosas que a mi entender son indispensables a la hora de dedicarse a la tarea teológica.
Barth resalta la importancia de que el trabajo teológico tenga las “ventanas abiertas” tanto hacia la vida de la iglesia y del mundo que la rodea como hacia Dios. Es decir tanto hacia los costados como hacia arriba.
La oración comienza con el movimiento del ser humano y su reconocimiento de que es “Dios el que Reina” y quién bendice. “La tarea del trabajo teológico consiste en escucharle a él, ese Alguien que habla en su obra, y de dar cuentas de esta palabra ante él mismo, la Iglesia y el mundo. En la realización de esa tarea, tendrá que reconocer y destacar decisivamente y en primer lugar que la palabra de este Alguien no es una declaración neutral, sino el momento crítico de la historia, de la relación entre Dios y el hombre” (pág. 169).
Junto a la oración, dice Barth, debe ir el estudio. Vacía resultaría la oración sin estudio y ciego el estudio sin la oración. Advertencia que resulta muy interesante para nosotros, los estudiantes de teología, que entre las corridas diarias entre trabajo, estudio y familia nos queda muy poco tiempo para detenernos a buscar comunión con Dios por medio de la oración.
Me gusta mucho Barth, creo que plantea temas muy interesantes para tener en cuenta. No necesito estar de acuerdo en todo lo que dice para considerar relevante la lectura de sus textos. Simplemente creo que él responde a las preguntas de su época y con la mentalidad de su época, cosa que no se le puede reprochar a ningún autor. Si pretendemos que sus escritos reflejen preocupación por la problemática que vivimos en estos días nos sentiremos desilusionados no sólo con él, sino con todos los escritores de otros tiempos. Pero esperar que eso sucediera sería algo ingenuo de nuestra parte salvo que creyéramos que él y los otros autores tuvieran alguna forma de predecir que ocurriría en el futuro.
Yo sigo pensando, aunque viva en el siglo XXI y estudie en una Universidad Teológica, que la Biblia es Palabra Inspirada por Dios y Norma Normans para nuestras vidas y no me da ninguna vergüenza decirlo. Creo que cuanto uno más estudia, ve, escucha y lee, seguir pensando esto requiere de una mayor fe. Pero en realidad todo cuanto a Dios se refiere es cuestión de fe. Nunca podremos probar su existencia. Podremos generar teorías de todos tipos, pero si vamos a creer que existe tendrá que ser por fe porque es realmente imposible probar su existencia sin importar cuanto trabajo dediquemos a eso.
Obviamente eso no significa que nos dediquemos a un estudio fundamentalista de la Biblia ni mucho menos. Cómo Barth bien nos aclara hemos de tener en cuenta la historia, los escritos de los que nos precedieron y el aporte de otras ciencias para comprender el mensaje bíblico.
Finalmente creo, que, en la relación completa con Dios y en la dependencia total de él es cuando el ser humano encuentra la verdadera libertad y la total realización. Pero esto no es algo que pueda entenderse ni aceptarse hasta que se lo haya experimentado personalmente.
¡Gloria Patri et Filio et Spiritui Sancto,
sicut erat in principio et (est) nunc et (erit) semper
et in saecula saeculorum! (pág. 209)
Mabel E. Cámara
La Oración, el Estudio, el Servicio, el Amor 165 – 209
En Introducción a la Teología Evangélica
Karl Barth
En esta oportunidad me gustaría tratar de integrar los cuatro puntos haciéndolos converger de tal manera que no sean temas aislados. La forma en la que creo que se puede lograr es bajo la premisa que todo es teología, en el sentido más amplio de la expresión. Más allá de la división que marca Barth concerniente a la teología teórica y la teología práctica. Quiero proponer que las acciones de cualquier persona reflejan su propia teología.
En primer lugar debo señalar que cuando una persona aprende algo, no es como si fuera un cúmulo de información aislada tipo bloque, o un archivo en una computadora. Sino que cada partícula que informa nuestro entendimiento se relaciona con todos las otras informaciones que posee, sin importar si son correctas o incorrectas. De esta manera, por ejemplo, mi entendimiento de fútbol, está relacionado con las matemáticas, con la alimentación, con la economía, etc. sólo apunto a las más evidentes. Pero no son exclusivas, sino que forman lo que Pratt llama “la red de múltiples reciprocidades”.
Ahora bien, habiendo aclarado ese punto, si bien la teología más académica se sujeta a las demandas de la misma, la teología en su sentido más amplio no es otra cosa que la cosmovisión del individuo. Claro que no me refiero a la teología cristiana, sino a todo aquello que cualquier persona coloca como el centro de su existencia: Dios, dinero, fama, educación, familia, uno mismo, la felicidad, etc. Ya que cualquiera que sea el centro, estará ligado con la forma en la que reaccionará y se relacionará con el mundo. Lo más probable es que la persona ni siquiera se percate de esto.
En una teología cristiana el centro es, o debería ser, Jesucristo. Pero no pude estar aislado como un bloque discreto. Su conocimiento me permite reconocer que la oración es una parte esencial en mi relación con Él. No solo en un diálogo, pero también de manera introspectiva en la que se trata de entender las acciones y lo que motiva a esas acciones.
El estudio, como dice Barth, no es simplemente por estudiar y conocer más, sino que cuando se conoce más acerca de Jesús – y como también dice Barth, Jesús es parte de toda la historia de Dios que comienza desde el Antiguo Testamento – se entiende el mundo de otra manera. Pero si se estudia algo diferente a la Biblia, ese conocimiento contribuye también a que en la red, que mencioné arriba, complemente e interactúe en la cosmovisión que la persona tiene del mundo y las otras personas.
El conocimiento de uno mismo en relación con todo permite reconocer la importancia del servicio. El conocimiento teológico permite al ser humano entender que aunque es distinto de otras personas, es también igual a ellas en muchas otras. Como cristiano entiende su llamado a servir a los otros y en la comunidad en donde vive.
Finalmente, en cuanto al amor puedo decir que idealmente sería el motor de nuestras acciones. Para mantener los tipos de amor que señala Barth y para ser más exacto, idealmente sería ágape. Pero como bien lo señala el autor, el eros se puede presuponer en todas las personas, mientras que el ágape en nadie. En el sentido más último, ningún ser humano es capaz de olvidarse de sí mismo en su totalidad, y en todo lo que hagamos, siempre figuraremos como parte del motivo de nuestras acciones. No con esto quiero decir que sea malo o reprobable, simplemente que no somos capaces de acciones totalmente puras y desinteresadas. Tampoco quiero insinuar que es totalmente válido hacerse el centro de todo, de manera ególatra. Sino, citando a Pablo, que no tengan un concepto más alto de sí, sino que piense con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno (Rom 12:3). Lo cual me parece una buena cosmovisión.
Guillermo Bernáldez F.
Me gusta la comparación de Barth entre la teología y la oración. En esto podemos ver la caracteriza de la teología como una conversación corriente. También hace una raya clara entre nuestra liturgia en la iglesia y nuestra teología académica. Estoy de acuerdo con Barth acera de la necesidad de hacer teología a nuevo cada vez para prevenir una teología autosuficiente.
En la próxima capitula quiero cuestionar de Barth su tratamiento del papel de la teología practica. Barth dice que es, ‘teología en su transición hacia la practica de la comunidad.’ (185) Para mí, necesitamos hacer una relación de dos direcciones. Por supuesto, la teología puede decir a una situación como luz, pero como la teología de la liberación ha demostrado, hay un proceso alternativo en que el contexto dirige la teología.
Me interesa la idea de la teología como un acto del diácono, especialmente su noción que fue los diáconos que tuvieron la responsabilidad de la investigación e interpretación de la Escritura. Los teólogos como ayudantes del ministerio y misión de la comunidad de fe es un imagen muy útil. Ubica la teología en la vida cotidiana de la iglesia y cambia el enfoque de la teología como una lucha entre el mundo académico.
Por fin, quiero desafiar su argumento que el amor en que debemos hacer la teología es el amor ‘agape’ más que ‘eros.’ En esto, las ideas de Barth se basan en la importancia de la libertad de Dios en su don de gracia y la libertada de los seres humanos en su respuesta. Sin embargo, algunos teólogas y escritoras feministas (por ejemplo Audre Lourde y Carter Heyward) han proponido que eros es un poder importante de conexión y relación, hablando del movimiento del auto a lo otro. El amor no es sin pasión – podemos ver eso en la Biblia bastante veces, aun si no los autores del nuevo testimonio no usan la palabra. Solo necesitamos ver los cuadros de Marc Chagal por ejemplo para entender el lugar del eros en la reflexión teológica.
Rachel Starr
Barth hace alusión en estos capítulos de Introducción a la Teología Evangélica, al trabajo teológico, es decir lo que hay que hacer, realizar y lograr en la teología. Para ello hace referencia a acciones fundamentales: la oración, el estudio, el servicio y el amor.
* Se percibe en sus palabras una clara intención de que el trabajo teológico debe realizarse de manera de abandonarse en la oración, dejando de lado lo que se es y lo que se hace, para ponerse delante de Dios, Señor, juez y salvador. Y a la vez darse cuenta que este mismo Dios está delante de él. Con ese movimiento consciente en el que se inicia la oración, puede y debe también comenzar la teología. (p. 168)
Esto nos lleva a pensar que el trabajo teológico se desarrolla en las preguntas y respuestas humanas, en el buscar y preguntar de los humanos frente a la obra y palabra de Dios. A mí parecer, aquí nos está invitando a adquirir cierta disposición al dinamismo del Espíritu, en su movimiento desde abajo hacia arriba y desde arriba hacia abajo. Se podría hablar del Espíritu Santo que crea la apertura de Dios para el ser humano y del ser humano para Dios.
* En cuanto al estudio, para Barth significa los esfuerzos activos y voluntarios de un individuo de resolver una tarea de conocimiento que le ha sido planteada a él y a otros. Así se puede entender al estudio teológico como la participación activa en el quehacer de toda la comunidad, de quienes enseñan y quienes estudian la obra y la palabra de Dios. Por lo tanto la teología se pone al servicio de la comunidad. (p.183)
Es importante retomar la idea de comunidad de personas que pueden compartir sus inquietudes, investigaciones, estudios anteriores y nuevos. Enseñar y estudiar teología, como una manera participativa de encontrar respuestas a nuestras preguntas, y no como una búsqueda de dominación y opresión entre hermanas/os.
* El autor define el servicio como el querer hacer y actuar no a favor del interés y los planes propios, sino en la perspectiva de otro, en su necesidad y de acuerdo a sus indicaciones. Esta tarea de servicio es en realidad, servicio rendido a Dios como Señor del mundo y servicio rendido a la comunidad, es decir, al ser humano al que Dios habla y al que se dirige con su palabra. (p. 191)
* Se afirma además que el trabajo teológico es una buena obra allí donde se puede realizar en amor y donde es realizado con amor, ya que sin amor, no sería más que discusión vana, por más que se ore sinceramente, se estudie detenidamente, y que se sirva con afán. (p.200) Se trata del amor que une al hombre con Dios y a Dios con el hombre, en la libertad de estar gratuitamente a la disposición del otro.
Encuentro oportuna esta óptica del amor como una alianza entre Dios y los seres humanos, sobre todo en momentos en que es más fuerte la expresión y manifestación del desamor en el mundo, dejando de lado los gestos de cariño, cuidado amor de los seres humanos entre sí.
Mariana Rosa Serrano
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