¿Dios puede ser conocido? Karl Barth “Conocer el objeto de la fe (Dios) en su verdad, quiere decir, realmente conocer todas las cosas, incluso el hombre, el cosmos y el mundo…”
Siguiendo el pensamiento de Barth, en ambos libros podemos sacar ciertas conclusiones, que son frases extraídas: 1. Fé es la libertar de confiar solo en Dios. 2. la fe no es una opinión que podría sustituirse por otra 3. La fe (creer) es confianza de poder atenerse a él (Dios) 4. Creer en Dios es afirmar que lo conocemos 5. Lo conozco “solo” por que él se deja conocer. 6. La teología evangélica es siempre una historia que se hace carne y hueso en la existencia y acción del ser humano 7. La teología es necesariamente (aunque no exclusivamente) lógica del milagro. 8. El asombro [conmoción] surge ante el milagro. 9. El objeto de la teología termina por conmover y a partir de ello: 10. El objeto viviente de la teología involucra a toda la persona
Estas afirmaciones, nos llevan a preguntas: ¿el ser humano, puede conocer real, verdadera y plenamente lo “infinito”?
¿tener fe es conocer? “bienaventurados los que no vieron y creyeron” Jn 20: 29b
Un niño, que poco entiende de Dios, pero que pone su confianza en ese “Dios bueno”, “de amor”, que le enseñan en la escuela dominical; ese niño no tiene fe? Mejor no mencionar casos mas comprometidos; gente con “desordenes mentales” con enfermedades que no le dejar llegar al punto intelectual de poder desarrollar ideas complicadas como suelen ser los pensamientos teológicos… ¿ellos tampoco tienen fe?
El asombro y la conmoción surgen ante el milagro; estas situaciones, sucesos, o como se los llamen, ¿son explicables, son comprensibles?
Así, podríamos seguir replanteándome todas las certezas de Barth; no me animo a negar todo lo que dice. Lo más importante, y he aquí una simple conclusión: mi fe parte de una certeza “Dios existe”. Una certeza que es solo mía, pues no es comprobable. Todo lo demás no es conocimiento verdadero, son hipótesis que se pueden acercar más o menos a la Verdad de Dios; pero que intentan descubrirlo, conocer un mínimo de esta deidad, (este algo Superior y Único) para que me sirvan de guía en mi vida.
“Creo en Dios…” es afirmar lo desconocido, pero creído, asumido, y vivido.
En la lectura para la fecha Barth, sigue sus planteos y enunciados en las clases seis a nueve. En estas clases el habla sobre el Asombro, Compromiso, Conmoción y Fe, en la Teología Evangélica, y la tarea del Teólogo. Dice que a esos enunciados solo se puede acercar por vía del reconocimiento. Según Barth, no se puede llegar a descubrir el objeto de la Teología de una manera objetiva “Dura” pragmática. Ya que este objeto del cual somos sujeto excede ampliamente nuestra pequeña capacidad de acercamiento sin el asombro, conmoción, etc. El teólogo no puede de ninguna manera encuadrar, encapsular a ese objeto – Dios.
Es para mí, como si fuera casi un proceso de acercamiento Místico, que no se puede acercar o comprobar como en otras ciencias Duras o filosóficas. Sino que solo se lo conoce cuando nos reconocemos sujetos de Él, viviendo, entregándonos, confiando y comprometiéndonos. Lo único es que entonces a un ateo - no nos debe sorprender - es imposible ser un teólogo, ya que no está, o por lo menos no se considera sujeto, conmovido y comprometido según el planteo de Barth.
Por eso, creo que la libertad que plantea Barth, se da dentro y al mismo tiempo reconociendo algunos pasos que de alguna forma también recortan, demarcan, y privan al mismo tiempo. Por eso me pregunto, Se puede hablar de libertad, si es una que se da a partir de ciertas condiciones que tengo que reconocer para ser parte de este objeto. Dios. ¡Una ley de la libertad! Barth continúa diciendo que el objeto de de esta ciencia (teología) ata y desata, prohíbe al teólogo descuidar aún un solo punto en la periferia o empaquetarlo en alguna abstracción sin tomarlo teológicamente en serio. El primer criterio del intellectus fidei, consiste en que concentra todos los pensamientos, conceptos y palabras hacia él y a partir de él. Así, se puede ver un planteo de una teología que existe en, con y a partir de su objeto—Dios. (Sin lo cual no hay otra vía) Todo sin embargo emana de su objeto, el logos Divino; la lógica, la dialéctica, retórica etc.
La libertad de la Teología: Ella solo se vale de su libertad, siendo obediente a su objeto, y esta obediencia no es reversible. Entonces, luego de todo esto, Barth se pregunta finalmente: ¿Como es que un teólogo cae asombrado, conmovido, comprometido en manos de este objeto? ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué ocurre?
Y responde: Se produce un “acontecimiento” en el cual el Objeto de la teología se apodera de uno. “Asombra, conmueve y compromete” este acontecimiento es La Fe un acontecimiento intensísimo certero y preciso. Dice Barth: así se produce el hecho incomprensible e inexplicable de que el objeto de la teología se apodera de tal manera de una persona que ella puede entonces percibir, investigar, pensar e incluso hablar teológicamente.
Respecto al otro texto de Barth, se puede decir que éste sigue desarrollando el tema del creer, según lo establecido en el Credo. Y por ende también el tema de la Fe. Barth la describe ya al comienzo como el don del encuentro, por el cual somos liberados para oír la Palabra de gracia hablada por Dios. Para esto se plantea la pregunta: ¿De que trata la fe cristiana? R. Trata de la fe de los cristianos y de cómo creen.
Luego de eso, encontramos que el credo comienza con la siguiente afirmación, “Yo creo en…” lo esencial dice Barth es ese en… ese objeto de la fe del cual vive nuestra fe, nuestra fe subjetiva. Al callar el credo lo subjetivo y referirse solamente a lo objetivo, es como habla mejor. El que pretende salvar lo subjetivo, lo perderá; pero quién lo entregue por causa de lo objetivo, lo salvará.
Luego, ese yo creo, tiene lugar en el encuentro con alguien que no es humano, sino Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, y en tanto creo, me veo poseído por ese objeto de mi fe. Así, dice Barth, lo que interesa, es aquel en el cual yo creo.
Sobre ese apartado quisiera expresar que para mí, hay algo que no me cierra, y la idea de ese objeto, que me posee, y por lo tanto domina y condiciona. Otra idea que trata Barth es: Dios decidió ser por pura bondad el Dios del Hombre, y tiene misericordia de nosotros.
Ahora, si somos pecadores insignificantes, erróneos: ¿Por que Dios nos elige y nos concede la gracia? ¿Podríamos pensar que Dios necesita del Hombre, un ser en el cual mostrar su bondad pero también su poder? Si Dios solo es conocido por Dios mismo (Pág. 29) ¿Podríamos pensar que en su revelación y en esta ayuda constante al ser humano falible se este conociendo? ¡Yo doy gracias a Dios por el hecho de haber sido escogido!
A continuación encontramos que ese encuentro que hablamos al comienzo es un don, por ende la libertad de Dios es su gran don para nosotros. El don del encuentro. La libertad es una constante en nuestra relación con Dios, o mejor de su relación con nosotros. Ahora, somos libres en tanto nos atenemos a aquel que es y será fiel para siempre. Por eso debemos confiar plenamente en Él. En la página 31 leemos: Yo estoy aquí para ti, Pero esta promesa significa inmediatamente también mandato, lo cual quiere decir para mí: No estoy a merced de mi capricho o de mis ideas, un mandato al cual debo atenerme en toda mi existencia terrenal. El credo, por otra parte dice: es buena nueva de Dios para los hombres, pero necesariamente es también ley. Como Buena Nueva contiene la ley. Porque Él, se nos ha entregado como don, podemos nosotros también entregarle lo poco que poseemos. Recibo toda sola y completamente de Dios, y así laborar sola y completamente para El.
Podría hacerse la pregunta en relación a esto: ¿Necesita Dios de nosotros, de ese poco que tenemos?
Volviendo y ateniéndonos estrictamente a los enunciados de Barth, encontramos que, La fe es un privilegio y no una obligación, es más bien una libertad un permiso. (Ya nos hemos preguntado sobre la libertad). La fe tiene su obstáculo que son el orgullo y el miedo de nuestro propio corazón humano. Nosotros podemos resistir únicamente gracias al permiso, a la libertad que únicamente puede ser recibida con la más profunda humildad. Y así atenernos por completo a la Palabra de Dios.
La fe también es conocer, y el credo en el que se formula la fe cristiana se funda en el conocimiento. Por que la fe cristiana no es irracional, ni anti irracional, sino racional. Creer es conocer, la pistis bien entendida es gnosis. Dice Barth. El conocimiento de Dios se realiza cuando tiene lugar la revelación divina, la iluminación del hombre por Dios. Pero: ¿Puede ser conocido Dios? Si dice Barth, ya que El, se da a conocer por sí mismo. Cuando tal sucede el hombre es liberado, tiene el poder y es capaz de conocer a Dios. Pero este conocimiento es relativo y limitado debido a la barrera de lo creado. Barth, termina diciendo que en la fe cristiana se trata de la iluminación de la razón, iluminación por la cual los hombres son libertados para vivir en la verdad de Jesucristo. Todo es a razón de ese objeto, El, sin el cual no existiría ni el hombre ni el cosmos entero, afirma Barth.
Sigue teniendo lugar la pregunta: ¿Dios nos necesita para verse a si mismo? Y si es así, no somos en cierto sentido figuras Divinas.
Luego y finalmente encontramos que Creer es confesar… y comienza con la afirmación de que la fe cristiana es la decisión en la cual los hombres tienen libertad de responder públicamente.
Esto, podría abrir para nosotros dos interrogantes, y las planteo a continuación: ¿Es la fe decisión nuestra? ¿Hay libertad en ella? Pero sigamos con el planteo de Barth, El, afirma que la fe es una decisión, es un suceso dentro del misterio existente entre Dios y el Hombre. El suceso de la libertad. Por eso fe, es el misterio de Dios mostrándose.
Dios ha tomado una resolución por si mismo en la cual se basa todo lo creado. Una fe cristiana que no fuera historia no sería fe cristiana y ni fe “en”. Cuando hay fe cristiana aparece y vive la iglesia de Dios en el Mundo y para el mundo. La fe cristiana es la decisión en la cual los hombres tienen libertad… se decía; y a esa libertad de confiar y de conocer se une la libertad de la responsabilidad. La palabra y la obra del hombre no pueden ser de ninguna manera una cosa neutral y sin compromiso.
Esta responsabilidad pública de nuestra confianza en la Palabra de Dios y nuestro conocimiento de la verdad de Jesucristo, es el concepto general de lo que en sentido cristiano ha de llamarse confesar y confesión.
Que cada cristiano sepa claramente como creer! Mientras su fe permanezca encerrada en la concha sin preocuparse del a vida del pueblo, no tiene en realidad, fe alguna. Dice Barth. Y por ultimo, confesión quiere decir: confesión de vida, todo el que cree está llamado a pagar con su propia persona.
Estos son según mi punto de vista los planteos y posiciones de Barth, cabe a cada uno preguntarse sobre los distintos temas, y luego de estos estar de acuerdo o no con sus posturas. Yo lo traté de esbozar en algunos momentos con algunas preguntas, quizás puedan servir como disparadoras.
En la lectura para la fecha Barth, sigue sus planteos y enunciados en las clases seis a nueve. En estas clases el habla sobre el Asombro, Compromiso, Conmoción y Fe, en la Teología Evangélica, y la tarea del Teólogo. Dice que a esos enunciados solo se puede acercar por vía del reconocimiento. Según Barth, no se puede llegar a descubrir el objeto de la Teología de una manera objetiva “Dura” pragmática. Ya que este objeto del cual somos sujeto excede ampliamente nuestra pequeña capacidad de acercamiento sin el asombro, conmoción, etc. El teólogo no puede de ninguna manera encuadrar, encapsular a ese objeto – Dios.
Es para mí, como si fuera casi un proceso de acercamiento Místico, que no se puede acercar o comprobar como en otras ciencias Duras o filosóficas. Sino que solo se lo conoce cuando nos reconocemos sujetos de Él, viviendo, entregándonos, confiando y comprometiéndonos. Lo único es que entonces a un ateo - no nos debe sorprender - es imposible ser un teólogo, ya que no está, o por lo menos no se considera sujeto, conmovido y comprometido según el planteo de Barth.
Por eso, creo que la libertad que plantea Barth, se da dentro y al mismo tiempo reconociendo algunos pasos que de alguna forma también recortan, demarcan, y privan al mismo tiempo. Por eso me pregunto, Se puede hablar de libertad, si es una que se da a partir de ciertas condiciones que tengo que reconocer para ser parte de este objeto. Dios. ¡Una ley de la libertad! Barth continúa diciendo que el objeto de de esta ciencia (teología) ata y desata, prohíbe al teólogo descuidar aún un solo punto en la periferia o empaquetarlo en alguna abstracción sin tomarlo teológicamente en serio. El primer criterio del intellectus fidei, consiste en que concentra todos los pensamientos, conceptos y palabras hacia él y a partir de él. Así, se puede ver un planteo de una teología que existe en, con y a partir de su objeto—Dios. (Sin lo cual no hay otra vía) Todo sin embargo emana de su objeto, el logos Divino; la lógica, la dialéctica, retórica etc.
La libertad de la Teología: Ella solo se vale de su libertad, siendo obediente a su objeto, y esta obediencia no es reversible. Entonces, luego de todo esto, Barth se pregunta finalmente: ¿Como es que un teólogo cae asombrado, conmovido, comprometido en manos de este objeto? ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué ocurre?
Y responde: Se produce un “acontecimiento” en el cual el Objeto de la teología se apodera de uno. “Asombra, conmueve y compromete” este acontecimiento es La Fe un acontecimiento intensísimo certero y preciso. Dice Barth: así se produce el hecho incomprensible e inexplicable de que el objeto de la teología se apodera de tal manera de una persona que ella puede entonces percibir, investigar, pensar e incluso hablar teológicamente.
Respecto al otro texto de Barth, se puede decir que éste sigue desarrollando el tema del creer, según lo establecido en el Credo. Y por ende también el tema de la Fe. Barth la describe ya al comienzo como el don del encuentro, por el cual somos liberados para oír la Palabra de gracia hablada por Dios. Para esto se plantea la pregunta: ¿De que trata la fe cristiana? R. Trata de la fe de los cristianos y de cómo creen.
Luego de eso, encontramos que el credo comienza con la siguiente afirmación, “Yo creo en…” lo esencial dice Barth es ese en… ese objeto de la fe del cual vive nuestra fe, nuestra fe subjetiva. Al callar el credo lo subjetivo y referirse solamente a lo objetivo, es como habla mejor. El que pretende salvar lo subjetivo, lo perderá; pero quién lo entregue por causa de lo objetivo, lo salvará.
Luego, ese yo creo, tiene lugar en el encuentro con alguien que no es humano, sino Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, y en tanto creo, me veo poseído por ese objeto de mi fe. Así, dice Barth, lo que interesa, es aquel en el cual yo creo.
Sobre ese apartado quisiera expresar que para mí, hay algo que no me cierra, y la idea de ese objeto, que me posee, y por lo tanto domina y condiciona. Otra idea que trata Barth es: Dios decidió ser por pura bondad el Dios del Hombre, y tiene misericordia de nosotros.
Ahora, si somos pecadores insignificantes, erróneos: ¿Por que Dios nos elige y nos concede la gracia? ¿Podríamos pensar que Dios necesita del Hombre, un ser en el cual mostrar su bondad pero también su poder? Si Dios solo es conocido por Dios mismo (Pág. 29) ¿Podríamos pensar que en su revelación y en esta ayuda constante al ser humano falible se este conociendo? ¡Yo doy gracias a Dios por el hecho de haber sido escogido!
A continuación encontramos que ese encuentro que hablamos al comienzo es un don, por ende la libertad de Dios es su gran don para nosotros. El don del encuentro. La libertad es una constante en nuestra relación con Dios, o mejor de su relación con nosotros. Ahora, somos libres en tanto nos atenemos a aquel que es y será fiel para siempre. Por eso debemos confiar plenamente en Él. En la página 31 leemos: Yo estoy aquí para ti, Pero esta promesa significa inmediatamente también mandato, lo cual quiere decir para mí: No estoy a merced de mi capricho o de mis ideas, un mandato al cual debo atenerme en toda mi existencia terrenal. El credo, por otra parte dice: es buena nueva de Dios para los hombres, pero necesariamente es también ley. Como Buena Nueva contiene la ley. Porque Él, se nos ha entregado como don, podemos nosotros también entregarle lo poco que poseemos. Recibo toda sola y completamente de Dios, y así laborar sola y completamente para El.
Podría hacerse la pregunta en relación a esto: ¿Necesita Dios de nosotros, de ese poco que tenemos?
Volviendo y ateniéndonos estrictamente a los enunciados de Barth, encontramos que, La fe es un privilegio y no una obligación, es más bien una libertad un permiso. (Ya nos hemos preguntado sobre la libertad). La fe tiene su obstáculo que son el orgullo y el miedo de nuestro propio corazón humano. Nosotros podemos resistir únicamente gracias al permiso, a la libertad que únicamente puede ser recibida con la más profunda humildad. Y así atenernos por completo a la Palabra de Dios.
La fe también es conocer, y el credo en el que se formula la fe cristiana se funda en el conocimiento. Por que la fe cristiana no es irracional, ni anti irracional, sino racional. Creer es conocer, la pistis bien entendida es gnosis. Dice Barth. El conocimiento de Dios se realiza cuando tiene lugar la revelación divina, la iluminación del hombre por Dios. Pero: ¿Puede ser conocido Dios? Si dice Barth, ya que El, se da a conocer por sí mismo. Cuando tal sucede el hombre es liberado, tiene el poder y es capaz de conocer a Dios. Pero este conocimiento es relativo y limitado debido a la barrera de lo creado. Barth, termina diciendo que en la fe cristiana se trata de la iluminación de la razón, iluminación por la cual los hombres son libertados para vivir en la verdad de Jesucristo. Todo es a razón de ese objeto, El, sin el cual no existiría ni el hombre ni el cosmos entero, afirma Barth.
Sigue teniendo lugar la pregunta: ¿Dios nos necesita para verse a si mismo? Y si es así, no somos en cierto sentido figuras Divinas.
Luego y finalmente encontramos que Creer es confesar… y comienza con la afirmación de que la fe cristiana es la decisión en la cual los hombres tienen libertad de responder públicamente.
Esto, podría abrir para nosotros dos interrogantes, y las planteo a continuación: ¿Es la fe decisión nuestra? ¿Hay libertad en ella? Pero sigamos con el planteo de Barth, El, afirma que la fe es una decisión, es un suceso dentro del misterio existente entre Dios y el Hombre. El suceso de la libertad. Por eso fe, es el misterio de Dios mostrándose.
Dios ha tomado una resolución por si mismo en la cual se basa todo lo creado. Una fe cristiana que no fuera historia no sería fe cristiana y ni fe “en”. Cuando hay fe cristiana aparece y vive la iglesia de Dios en el Mundo y para el mundo. La fe cristiana es la decisión en la cual los hombres tienen libertad… se decía; y a esa libertad de confiar y de conocer se une la libertad de la responsabilidad. La palabra y la obra del hombre no pueden ser de ninguna manera una cosa neutral y sin compromiso.
Esta responsabilidad pública de nuestra confianza en la Palabra de Dios y nuestro conocimiento de la verdad de Jesucristo, es el concepto general de lo que en sentido cristiano ha de llamarse confesar y confesión.
Que cada cristiano sepa claramente como creer! Mientras su fe permanezca encerrada en la concha sin preocuparse del a vida del pueblo, no tiene en realidad, fe alguna. Dice Barth. Y por ultimo, confesión quiere decir: confesión de vida, todo el que cree está llamado a pagar con su propia persona.
Estos son según mi punto de vista los planteos y posiciones de Barth, cabe a cada uno preguntarse sobre los distintos temas, y luego de estos estar de acuerdo o no con sus posturas. Yo lo traté de esbozar en algunos momentos con algunas preguntas, quizás puedan servir como disparadoras.
En la lectura para la fecha Barth, sigue sus planteos y enunciados en las clases seis a nueve. En estas clases el habla sobre el Asombro, Compromiso, Conmoción y Fe, en la Teología Evangélica, y la tarea del Teólogo. Dice que a esos enunciados solo se puede acercar por vía del reconocimiento. Según Barth, no se puede llegar a descubrir el objeto de la Teología de una manera objetiva “Dura” pragmática. Ya que este objeto del cual somos sujeto excede ampliamente nuestra pequeña capacidad de acercamiento sin el asombro, conmoción, etc. El teólogo no puede de ninguna manera encuadrar, encapsular a ese objeto – Dios.
Es para mí, como si fuera casi un proceso de acercamiento Místico, que no se puede acercar o comprobar como en otras ciencias Duras o filosóficas. Sino que solo se lo conoce cuando nos reconocemos sujetos de Él, viviendo, entregándonos, confiando y comprometiéndonos. Lo único es que entonces a un ateo - no nos debe sorprender - es imposible ser un teólogo, ya que no está, o por lo menos no se considera sujeto, conmovido y comprometido según el planteo de Barth.
Por eso, creo que la libertad que plantea Barth, se da dentro y al mismo tiempo reconociendo algunos pasos que de alguna forma también recortan, demarcan, y privan al mismo tiempo. Por eso me pregunto, Se puede hablar de libertad, si es una que se da a partir de ciertas condiciones que tengo que reconocer para ser parte de este objeto. Dios. ¡Una ley de la libertad! Barth continúa diciendo que el objeto de de esta ciencia (teología) ata y desata, prohíbe al teólogo descuidar aún un solo punto en la periferia o empaquetarlo en alguna abstracción sin tomarlo teológicamente en serio. El primer criterio del intellectus fidei, consiste en que concentra todos los pensamientos, conceptos y palabras hacia él y a partir de él. Así, se puede ver un planteo de una teología que existe en, con y a partir de su objeto—Dios. (Sin lo cual no hay otra vía) Todo sin embargo emana de su objeto, el logos Divino; la lógica, la dialéctica, retórica etc.
La libertad de la Teología: Ella solo se vale de su libertad, siendo obediente a su objeto, y esta obediencia no es reversible. Entonces, luego de todo esto, Barth se pregunta finalmente: ¿Como es que un teólogo cae asombrado, conmovido, comprometido en manos de este objeto? ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué ocurre?
Y responde: Se produce un “acontecimiento” en el cual el Objeto de la teología se apodera de uno. “Asombra, conmueve y compromete” este acontecimiento es La Fe un acontecimiento intensísimo certero y preciso. Dice Barth: así se produce el hecho incomprensible e inexplicable de que el objeto de la teología se apodera de tal manera de una persona que ella puede entonces percibir, investigar, pensar e incluso hablar teológicamente.
Respecto al otro texto de Barth, se puede decir que éste sigue desarrollando el tema del creer, según lo establecido en el Credo. Y por ende también el tema de la Fe. Barth la describe ya al comienzo como el don del encuentro, por el cual somos liberados para oír la Palabra de gracia hablada por Dios. Para esto se plantea la pregunta: ¿De que trata la fe cristiana? R. Trata de la fe de los cristianos y de cómo creen.
Luego de eso, encontramos que el credo comienza con la siguiente afirmación, “Yo creo en…” lo esencial dice Barth es ese en… ese objeto de la fe del cual vive nuestra fe, nuestra fe subjetiva. Al callar el credo lo subjetivo y referirse solamente a lo objetivo, es como habla mejor. El que pretende salvar lo subjetivo, lo perderá; pero quién lo entregue por causa de lo objetivo, lo salvará.
Luego, ese yo creo, tiene lugar en el encuentro con alguien que no es humano, sino Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, y en tanto creo, me veo poseído por ese objeto de mi fe. Así, dice Barth, lo que interesa, es aquel en el cual yo creo.
Sobre ese apartado quisiera expresar que para mí, hay algo que no me cierra, y la idea de ese objeto, que me posee, y por lo tanto domina y condiciona. Otra idea que trata Barth es: Dios decidió ser por pura bondad el Dios del Hombre, y tiene misericordia de nosotros.
Ahora, si somos pecadores insignificantes, erróneos: ¿Por que Dios nos elige y nos concede la gracia? ¿Podríamos pensar que Dios necesita del Hombre, un ser en el cual mostrar su bondad pero también su poder? Si Dios solo es conocido por Dios mismo (Pág. 29) ¿Podríamos pensar que en su revelación y en esta ayuda constante al ser humano falible se este conociendo? ¡Yo doy gracias a Dios por el hecho de haber sido escogido!
A continuación encontramos que ese encuentro que hablamos al comienzo es un don, por ende la libertad de Dios es su gran don para nosotros. El don del encuentro. La libertad es una constante en nuestra relación con Dios, o mejor de su relación con nosotros. Ahora, somos libres en tanto nos atenemos a aquel que es y será fiel para siempre. Por eso debemos confiar plenamente en Él. En la página 31 leemos: Yo estoy aquí para ti, Pero esta promesa significa inmediatamente también mandato, lo cual quiere decir para mí: No estoy a merced de mi capricho o de mis ideas, un mandato al cual debo atenerme en toda mi existencia terrenal. El credo, por otra parte dice: es buena nueva de Dios para los hombres, pero necesariamente es también ley. Como Buena Nueva contiene la ley. Porque Él, se nos ha entregado como don, podemos nosotros también entregarle lo poco que poseemos. Recibo toda sola y completamente de Dios, y así laborar sola y completamente para El.
Podría hacerse la pregunta en relación a esto: ¿Necesita Dios de nosotros, de ese poco que tenemos?
Volviendo y ateniéndonos estrictamente a los enunciados de Barth, encontramos que, La fe es un privilegio y no una obligación, es más bien una libertad un permiso. (Ya nos hemos preguntado sobre la libertad). La fe tiene su obstáculo que son el orgullo y el miedo de nuestro propio corazón humano. Nosotros podemos resistir únicamente gracias al permiso, a la libertad que únicamente puede ser recibida con la más profunda humildad. Y así atenernos por completo a la Palabra de Dios.
La fe también es conocer, y el credo en el que se formula la fe cristiana se funda en el conocimiento. Por que la fe cristiana no es irracional, ni anti irracional, sino racional. Creer es conocer, la pistis bien entendida es gnosis. Dice Barth. El conocimiento de Dios se realiza cuando tiene lugar la revelación divina, la iluminación del hombre por Dios. Pero: ¿Puede ser conocido Dios? Si dice Barth, ya que El, se da a conocer por sí mismo. Cuando tal sucede el hombre es liberado, tiene el poder y es capaz de conocer a Dios. Pero este conocimiento es relativo y limitado debido a la barrera de lo creado. Barth, termina diciendo que en la fe cristiana se trata de la iluminación de la razón, iluminación por la cual los hombres son libertados para vivir en la verdad de Jesucristo. Todo es a razón de ese objeto, El, sin el cual no existiría ni el hombre ni el cosmos entero, afirma Barth.
Sigue teniendo lugar la pregunta: ¿Dios nos necesita para verse a si mismo? Y si es así, no somos en cierto sentido figuras Divinas.
Luego y finalmente encontramos que Creer es confesar… y comienza con la afirmación de que la fe cristiana es la decisión en la cual los hombres tienen libertad de responder públicamente.
Esto, podría abrir para nosotros dos interrogantes, y las planteo a continuación: ¿Es la fe decisión nuestra? ¿Hay libertad en ella? Pero sigamos con el planteo de Barth, El, afirma que la fe es una decisión, es un suceso dentro del misterio existente entre Dios y el Hombre. El suceso de la libertad. Por eso fe, es el misterio de Dios mostrándose.
Dios ha tomado una resolución por si mismo en la cual se basa todo lo creado. Una fe cristiana que no fuera historia no sería fe cristiana y ni fe “en”. Cuando hay fe cristiana aparece y vive la iglesia de Dios en el Mundo y para el mundo. La fe cristiana es la decisión en la cual los hombres tienen libertad… se decía; y a esa libertad de confiar y de conocer se une la libertad de la responsabilidad. La palabra y la obra del hombre no pueden ser de ninguna manera una cosa neutral y sin compromiso.
Esta responsabilidad pública de nuestra confianza en la Palabra de Dios y nuestro conocimiento de la verdad de Jesucristo, es el concepto general de lo que en sentido cristiano ha de llamarse confesar y confesión.
Que cada cristiano sepa claramente como creer! Mientras su fe permanezca encerrada en la concha sin preocuparse del a vida del pueblo, no tiene en realidad, fe alguna. Dice Barth. Y por ultimo, confesión quiere decir: confesión de vida, todo el que cree está llamado a pagar con su propia persona.
Estos son según mi punto de vista los planteos y posiciones de Barth, cabe a cada uno preguntarse sobre los distintos temas, y luego de estos estar de acuerdo o no con sus posturas. Yo lo traté de esbozar en algunos momentos con algunas preguntas, quizás puedan servir como disparadoras.
Si el „‚yo creo‘ tiene lugar completamente en el encuentro con alguien que no es humano, sino Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo“1 y a la vez el „acontecimiento de la fe no está al alcance de nadie“2 , significa esto para mi, que no hay ninguna posibilidad humana llegar a la fe. En este caso todo dependería de Dios y su buena voluntad: si Él quiere que uno tenga fe – suerte; si no – mala suerte. Pero en este caso también habría que preguntar ¿para qué Cristo? ¿para qué la Biblia? Estos preguntas realmente son provocados por Karl Barth, si dice que „nunca se cree ‚a causa de‘ algo, ni ‚basándose en . . . ‘, sino que hay un despertar a la fe, pese a todo.“3 Y si los „hombres de la Biblia no llegaron a ser creyentes a causa de estas o aquellas demostraciones, sino que un buen día fueron puestos en condiciones tales que podían creer“4 , creo yo, que la pregunta del por qué leer la Biblia queda realmente válido, si no se quiere decir, que somos seres humanos diferentes en comparación con los supuestos discípulos de Jesús. Y tampoco me convence el argumento de que „fuera de su palabra, Dios permanece escondido para nosotros; pero le tenemos revelado en Jesucristo.“5 Este argumento no puede ser válido, si antes se dice, que la única fuente de saber de Jesús no sirve para nada, si no es Dios, quien pone a disposición la fe. Pero entonces tampoco se puede hablar de una „decisión definitiva“6 respecto a la fe, pues la fe para el hombre no es una decisión y para Dios no podemos saber si la decisión es definitiva.
Pero entonces también hay que preguntar por qué y para qué tenemos una „responsibilidad pública de nuestra confianza [que es fe] en la Palabra de Dios y nuestro conocimiento de la verdad de Jesucristo“7 , por qué „la teología debe salir en busqueda de la lógica, la dialéctica y la retórica que emanan de su objeto, del Logos Divino“8 y por qué usar „parámetros generalmente considerados como válidos“9 , si por fin todo esto no es válido. Más, en revés, si estar „frente al milagro de ese Dios“10 significa la disposición „a subordinar aquel poquito que pueda investigar, pensar y decir a la lógica de este milagro (¡no a la inversa!)“11 .
Por fin entonces preguntando por el sentido de la vida – aunque no se lo hace si se está realmente creyendo y conociendo a Dios12 – la respuesta es más o menos la misma como si se preguntaría una figura de ajedrez, qué sentido tendría este juego para ella: „ya esta viviendo el sentido de su vida, el sentido de ser criatura“13 – en palabras claras: ninguno.
1 Karl Barth, Bosquejo de Dogmática, p. 27 2 Karl Barth, Introducción a la Teología Evangélica, p. 120 3 Karl Barth, Bosquejo de Dogmática, p. 32 4 Karl Barth, Bosquejo de Dogmática, p. 32 5 Karl Barth, Bosquejo de Dogmática, p. 32 6 Karl Barth, Bosquejo de Dogmática, p. 33 7 Karl Barth, Bosquejo de Dogmática, p. 47 8 Karl Bart, Introducción a la Teología Evangélica, p. 107 9 Karl Bart, Introducción a la Teología Evangélica, p. 107 10 Karl Bart, Introducción a la Teología Evangélica, p. 89 11 Karl Bart, Introducción a la Teología Evangélica, p. 89 12 Vease Karl Barth, Bosquejo de Dogmática, p. 41. 13 Karl Barth, Bosquejo de Dogmática, p. 41
I.U. ISEDET Departamento de Teología Sistemática Prof. G. Hansen 1 semestre del 2008. Alumno: Gross Javier Reacción Crítica al texto de: Los textos para la clase de hoy, me parecen interesantes para reflexionar sobre algunos puntos medulares de los que todo estudiante de teología, se debe preguntar y reflexionar. Barth quien con su metodología de círculos concéntricos avanza sobre el asombro, conmoción, el compromiso y la fe, que se relaciona con lo que escribe en Esbozo de Dogmática, en donde es abordado desde el credo. Nos lleva a preguntarnos sobre si: ¿ en nosotros existe esa visión de teología (que en particular me parece muy interesante), en donde se muestra a la misma, como una ciencia que debe despertar curiosidad y que debe llevarnos a conmovernos preguntándonos diariamente por lo que creemos, decimos y hacemos, como creyentes?. Barth le da un carácter de seriedad al quehacer teológico, pero como así también, un carácter de libertad al presentar a la teología como una ciencia alegre, responsable, comprometida y agradecida. Desde lo práctico, nos preguntamos, en primer lugar, ¿somos personas alegres con lo que hacemos? Más allá de nuestras realidades y ¿cómo vivimos ese agradecimiento? No se trata de ser hipócritas, pero si de repensar la fe y la teología en nuestro diario vivir Otro punto sobre el cual hace énfasis y es muy importante me parece que es el aspecto de que en mensaje de la teología debe ser un presentado sin tenemos y sin miedo, es decir que tiene que superar las barreras intramuros, para salir al mundo, en ese sentido él le da una gran a los contextos y de alguna manera sin quererlo se lo da a la experiencia, que lo acerca a Schelaiermacher. Por ultimo me pareció muy importante su planteo de que Evangelio y ley van de la misma mano, es decir, están unidos para ser más exacto, el asombro que produce la Buena Noticia, nos lleva al compromiso y la responsabilidad de vivir bajo un marco de ley, sabiendo que la luz que es Jesús nos guía en los momento buenos como en los difíciles, y que esa buena noticia nos redime todos los días de nuestros pecados a pesar de nosotros mismos y nos hace vivir alegres y agradecidos. Para finalizar me parece que Barth muestra el lado mas práctico de la sistemática y que nos confronta con la realidad y la salvación de la cual somos parte de una dialéctica que nos interpela. Labels: Javier Gross
REACCIÓN CRÍTICA DE LA LECTURA ASIGNADA PARA EL 08-04-08 Bosquejo de Dogmática e Introducción a la Teología Evangélica. Karl Barth
En “Introducción a la Teología Evangélica” pareciera que Barth es motivado a escribir por la preocupación de que la teología sea mal entendida, de que se crea que ella nadie tiene que ver con la vida real de los seres humanos y de esto da cuentas el texto seleccionado para esta clase, en el cual Barth desarrolla los siguientes temas: el asombro, la conmoción, el compromiso y la fe. Barth dice: “La teología evangélica es en los hechos siempre una historia que se hace carne y hueso en la existencia y acción de un ser humano, del teólogo, en el sentido más estricto y más amplio de la palabra” . En esta cita el autor habla del aspecto existencial de la teología evangélica, refiriéndose específicamente a la existencia del teólogo/a, ¿qué es lo que pasa cuando la teología entra a la vida de esa persona? Según lo expresado por Barth la teología debe ser vivida y sentida, debe ser parte constitutiva de la persona misma que se dedica a esta tarea, en otras palabras debe abarcar todo el ser. Y la primera manifestación de que esto es así, según Barth, es cuando aparece el asombro, si no se da esta condición, Barth dudaría de que se este haciendo teología; cabe aclarar que para el autor el asombro que cautiva a la persona que se dedica al quehacer teológico es de otra naturaleza y no hay posibilidad de liberarse de este asombro, por la razón de que el/la teólogo/a nunca se encuentra con su objeto. En este sentido, el autor expresa que la teología es lógica del milagro, milagro en el sentido de que no se encuentra analogía en la relación de causa-efecto en el acontecer del espacio y del tiempo. El asombro va de la mano de lo que Barth llama conmoción, una vez que el sujeto es transformado por Dios en una persona asombrada, entonces también pasa a ser una persona conmovida por Dios. Los elementos existenciales que menciona Barth me parecen de suma importancia y la estrecha vinculación que existe entre los mismos, demuestra que uno no se da sin el otro, si bien creo que lo expuesto por Barth en el texto es de relevancia para el quehacer teológico, me parece que el autor deja el tema existencial muy restringido; y con esto me refiero que las experiencias en cuanto a fe, a lo religioso, que dan lugar a pensar una teología no se pueden enmarcar, y por esta razón no me deja del todo conforme el texto de Barth. Con respecto al bosquejo de dogmática, sólo quiero destacar la concepción antropológica en la cual se basa Barth para el desarrollo del tema, y lo hago porque la antropología de Barth se sustenta en los postulados de la Reforma, en el servo arbitrio, en otras palabras en las bases de nuestra tradición; rescato este tema porque me parece que no siempre se tiene lo suficientemente presente bajo que comprensión del ser humano partimos para hacer teología, a mi personalmente como protestante me parece de fundamental importancia prestarle atención a la antropología que se encuentra presente en los textos barthianos.
Reacción crítica a los textos: BARTH, Karl: Bosquejo de dogmática, 25 - 52. (1947) BARTH, Karl: Introducción a la teología evangélica, 81 - 120. (1962)
Barth en los capitulos II – IV del “Bosquejo de Dogmática” explica lo que es la fe. Lo resume en los respectivos títulos con las palabras “confiar”, “conocer” y “confesar”. Eso significa para él que en la fe no es tan importante lo sujetivo sino que la parte objetiva – expresada en el Credo. El ser humano cree en Dios el que facilita este creer por medio de su hablar en Jesucristo. En él sucede el encuentro de Dios con el ser humano, así que en la fe cristiana siempre se trata de un encuentro y ella es un creer en Jesucristo como Señor. Ese encuentro está originado por Dios necesariamente, visto que el ser humano no tiene esa posibilidad. O sea, la fe es un regalo / un don. Sin embargo ese regalo requiere la reacción de confianza por parte del ser humano, es al mismo tiempo que evangelio también ley. No obstante es importante para Barth que la fe no obliga tampoco sino que es un permiso en primer lugar. Después también una decisión definitiva y la libertad de confiar sólo en Dios. Barth enfatiza mucho en que gnwsij y pistij forman un conjunto. Fe es conocer a Dios también, lo cual, sin embargo, solamente se puede por medio de la revelación de Dios mismo. Es imprescindible comprender la verdad de Jesucristo y vivir en esa verdad. Por último también es importante que creer es confesar, la fe es la respuesta del ser humano al hablar de Dios en Jesucristo. El que cree en dios necesariamente tiene que compartir, confesar públicamente su confianza y conocimiento. Y para eso es importante también que la iglesia traduzca su lenguaje al lenguaje del mundo.
En las clases VI a IX de la “Introducción a la Teología Evangélica” Barth reflexiona acerca de la existencia teológica. Se acerca a esa con las palabras “asombro”, “conmoción” y “compromiso”, abarcando todo eso finalmente en una definición de la fe. Barth está convencido que desempeñarse como teólog@ necesariamente causa asombro y que ese asombro incluso crece cada vez más. El enfrentamiento con el milagro de Dios lo capta al ser humano y ese no puede liberarse más de él. Además la/el teólog@ se va a encontrar conmovid@ por el sujeto mismo de la teología. Dios no permite tomar distancia de el como objeto de estudios. El/la teólog@ se encuentra en medio del mundo y de la comunidad, pero está dirigido a ella / él el hablar y la revelación de Dios también. Eso al mismo tiempo para Barth significa un compromiso del ser humano que consiste en el intellectus fidei que está dirigido hacia y concentrandose en Jesucristo. Después de esas reflexiones acerca de la existencia teológica Barth describe la fe como acontecimiento que abarca toda esa existencia. La describe como conocimiento certero, encuentro con su objeto, conditio sine qua non de la teología (pero obviamente no su objeto) y como respuesta modesta del ser humano a la palabra de Dios.
A mí me parece importante el enfasís de Barth en el carácter de regalo de la fe que no puede ser acción del ser humano. No obstante me parece que Barth menosprecia demasiado el aspecto subjetivo de la fe, aunque tiene razón que la parte importante es más el creer en y no el creer en sí. También consiento en que promesa y compromiso forman un conjunto y no se las puede separar como tampoco fe y conocimiento. Sin embargo a veces me parece que Barth se concentra demasiado en la palabra ya hablada de Dios, aunque sí también menciona otros aspectos como p. ej. el escatológico.
En cuanto a la existencia teológica me parece importante el enfasís de Barth en la relatividad del pensamiento teológico que sin embargo no lleva al dejar de hacer teología. También me parece interesante el tema de la conmocion personal y el compromiso que para Barth siempre forman un conjunto.
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¿Dios puede ser conocido?
Karl Barth
“Conocer el objeto de la fe (Dios) en su verdad, quiere decir, realmente conocer todas las cosas, incluso el hombre, el cosmos y el mundo…”
Siguiendo el pensamiento de Barth, en ambos libros podemos sacar ciertas conclusiones, que son frases extraídas:
1. Fé es la libertar de confiar solo en Dios.
2. la fe no es una opinión que podría sustituirse por otra
3. La fe (creer) es confianza de poder atenerse a él (Dios)
4. Creer en Dios es afirmar que lo conocemos
5. Lo conozco “solo” por que él se deja conocer.
6. La teología evangélica es siempre una historia que se hace carne y hueso en la existencia y acción del ser humano
7. La teología es necesariamente (aunque no exclusivamente) lógica del milagro.
8. El asombro [conmoción] surge ante el milagro.
9. El objeto de la teología termina por conmover y a partir de ello:
10. El objeto viviente de la teología involucra a toda la persona
Estas afirmaciones, nos llevan a preguntas:
¿el ser humano, puede conocer real, verdadera y plenamente lo “infinito”?
¿tener fe es conocer? “bienaventurados los que no vieron y creyeron” Jn 20: 29b
Un niño, que poco entiende de Dios, pero que pone su confianza en ese “Dios bueno”, “de amor”, que le enseñan en la escuela dominical; ese niño no tiene fe?
Mejor no mencionar casos mas comprometidos; gente con “desordenes mentales” con enfermedades que no le dejar llegar al punto intelectual de poder desarrollar ideas complicadas como suelen ser los pensamientos teológicos… ¿ellos tampoco tienen fe?
El asombro y la conmoción surgen ante el milagro; estas situaciones, sucesos, o como se los llamen, ¿son explicables, son comprensibles?
Así, podríamos seguir replanteándome todas las certezas de Barth; no me animo a negar todo lo que dice. Lo más importante, y he aquí una simple conclusión: mi fe parte de una certeza “Dios existe”. Una certeza que es solo mía, pues no es comprobable.
Todo lo demás no es conocimiento verdadero, son hipótesis que se pueden acercar más o menos a la Verdad de Dios; pero que intentan descubrirlo, conocer un mínimo de esta deidad, (este algo Superior y Único) para que me sirvan de guía en mi vida.
“Creo en Dios…” es afirmar lo desconocido, pero creído, asumido, y vivido.
Métodos Teológicos. Karl Barth 08-04. Fe, existencia Teológica.
Alumno: Rudinei Bischoff
Profesor: Guillermo Hansen.
En la lectura para la fecha Barth, sigue sus planteos y enunciados en las clases seis a nueve. En estas clases el habla sobre el Asombro, Compromiso, Conmoción y Fe, en la Teología Evangélica, y la tarea del Teólogo.
Dice que a esos enunciados solo se puede acercar por vía del reconocimiento. Según Barth, no se puede llegar a descubrir el objeto de la Teología de una manera objetiva “Dura” pragmática. Ya que este objeto del cual somos sujeto excede ampliamente nuestra pequeña capacidad de acercamiento sin el asombro, conmoción, etc.
El teólogo no puede de ninguna manera encuadrar, encapsular a ese objeto – Dios.
Es para mí, como si fuera casi un proceso de acercamiento Místico, que no se puede acercar o comprobar como en otras ciencias Duras o filosóficas. Sino que solo se lo conoce cuando nos reconocemos sujetos de Él, viviendo, entregándonos, confiando y comprometiéndonos.
Lo único es que entonces a un ateo - no nos debe sorprender - es imposible ser un teólogo, ya que no está, o por lo menos no se considera sujeto, conmovido y comprometido según el planteo de Barth.
Por eso, creo que la libertad que plantea Barth, se da dentro y al mismo tiempo reconociendo algunos pasos que de alguna forma también recortan, demarcan, y privan al mismo tiempo.
Por eso me pregunto, Se puede hablar de libertad, si es una que se da a partir de ciertas condiciones que tengo que reconocer para ser parte de este objeto. Dios. ¡Una ley de la libertad!
Barth continúa diciendo que el objeto de de esta ciencia (teología) ata y desata, prohíbe al teólogo descuidar aún un solo punto en la periferia o empaquetarlo en alguna abstracción sin tomarlo teológicamente en serio.
El primer criterio del intellectus fidei, consiste en que concentra todos los pensamientos, conceptos y palabras hacia él y a partir de él.
Así, se puede ver un planteo de una teología que existe en, con y a partir de su objeto—Dios. (Sin lo cual no hay otra vía)
Todo sin embargo emana de su objeto, el logos Divino; la lógica, la dialéctica, retórica etc.
La libertad de la Teología: Ella solo se vale de su libertad, siendo obediente a su objeto, y esta obediencia no es reversible.
Entonces, luego de todo esto, Barth se pregunta finalmente: ¿Como es que un teólogo cae asombrado, conmovido, comprometido en manos de este objeto? ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué ocurre?
Y responde: Se produce un “acontecimiento” en el cual el Objeto de la teología se apodera de uno. “Asombra, conmueve y compromete” este acontecimiento es La Fe un acontecimiento intensísimo certero y preciso.
Dice Barth: así se produce el hecho incomprensible e inexplicable de que el objeto de la teología se apodera de tal manera de una persona que ella puede entonces percibir, investigar, pensar e incluso hablar teológicamente.
Respecto al otro texto de Barth, se puede decir que éste sigue desarrollando el tema del creer, según lo establecido en el Credo. Y por ende también el tema de la Fe.
Barth la describe ya al comienzo como el don del encuentro, por el cual somos liberados para oír la Palabra de gracia hablada por Dios.
Para esto se plantea la pregunta: ¿De que trata la fe cristiana? R. Trata de la fe de los cristianos y de cómo creen.
Luego de eso, encontramos que el credo comienza con la siguiente afirmación, “Yo creo en…” lo esencial dice Barth es ese en… ese objeto de la fe del cual vive nuestra fe, nuestra fe subjetiva.
Al callar el credo lo subjetivo y referirse solamente a lo objetivo, es como habla mejor. El que pretende salvar lo subjetivo, lo perderá; pero quién lo entregue por causa de lo objetivo, lo salvará.
Luego, ese yo creo, tiene lugar en el encuentro con alguien que no es humano, sino Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, y en tanto creo, me veo poseído por ese objeto de mi fe.
Así, dice Barth, lo que interesa, es aquel en el cual yo creo.
Sobre ese apartado quisiera expresar que para mí, hay algo que no me cierra, y la idea de ese objeto, que me posee, y por lo tanto domina y condiciona.
Otra idea que trata Barth es: Dios decidió ser por pura bondad el Dios del Hombre, y tiene misericordia de nosotros.
Ahora, si somos pecadores insignificantes, erróneos: ¿Por que Dios nos elige y nos concede la gracia? ¿Podríamos pensar que Dios necesita del Hombre, un ser en el cual mostrar su bondad pero también su poder? Si Dios solo es conocido por Dios mismo (Pág. 29) ¿Podríamos pensar que en su revelación y en esta ayuda constante al ser humano falible se este conociendo? ¡Yo doy gracias a Dios por el hecho de haber sido escogido!
A continuación encontramos que ese encuentro que hablamos al comienzo es un don, por ende la libertad de Dios es su gran don para nosotros. El don del encuentro.
La libertad es una constante en nuestra relación con Dios, o mejor de su relación con nosotros. Ahora, somos libres en tanto nos atenemos a aquel que es y será fiel para siempre. Por eso debemos confiar plenamente en Él.
En la página 31 leemos: Yo estoy aquí para ti, Pero esta promesa significa inmediatamente también mandato, lo cual quiere decir para mí: No estoy a merced de mi capricho o de mis ideas, un mandato al cual debo atenerme en toda mi existencia terrenal.
El credo, por otra parte dice: es buena nueva de Dios para los hombres, pero necesariamente es también ley. Como Buena Nueva contiene la ley. Porque Él, se nos ha entregado como don, podemos nosotros también entregarle lo poco que poseemos. Recibo toda sola y completamente de Dios, y así laborar sola y completamente para El.
Podría hacerse la pregunta en relación a esto: ¿Necesita Dios de nosotros, de ese poco que tenemos?
Volviendo y ateniéndonos estrictamente a los enunciados de Barth, encontramos que, La fe es un privilegio y no una obligación, es más bien una libertad un permiso. (Ya nos hemos preguntado sobre la libertad).
La fe tiene su obstáculo que son el orgullo y el miedo de nuestro propio corazón humano. Nosotros podemos resistir únicamente gracias al permiso, a la libertad que únicamente puede ser recibida con la más profunda humildad. Y así atenernos por completo a la Palabra de Dios.
La fe también es conocer, y el credo en el que se formula la fe cristiana se funda en el conocimiento. Por que la fe cristiana no es irracional, ni anti irracional, sino racional.
Creer es conocer, la pistis bien entendida es gnosis. Dice Barth.
El conocimiento de Dios se realiza cuando tiene lugar la revelación divina, la iluminación del hombre por Dios.
Pero: ¿Puede ser conocido Dios? Si dice Barth, ya que El, se da a conocer por sí mismo. Cuando tal sucede el hombre es liberado, tiene el poder y es capaz de conocer a Dios. Pero este conocimiento es relativo y limitado debido a la barrera de lo creado.
Barth, termina diciendo que en la fe cristiana se trata de la iluminación de la razón, iluminación por la cual los hombres son libertados para vivir en la verdad de Jesucristo.
Todo es a razón de ese objeto, El, sin el cual no existiría ni el hombre ni el cosmos entero, afirma Barth.
Sigue teniendo lugar la pregunta: ¿Dios nos necesita para verse a si mismo? Y si es así, no somos en cierto sentido figuras Divinas.
Luego y finalmente encontramos que Creer es confesar… y comienza con la afirmación de que la fe cristiana es la decisión en la cual los hombres tienen libertad de responder públicamente.
Esto, podría abrir para nosotros dos interrogantes, y las planteo a continuación: ¿Es la fe decisión nuestra? ¿Hay libertad en ella?
Pero sigamos con el planteo de Barth, El, afirma que la fe es una decisión, es un suceso dentro del misterio existente entre Dios y el Hombre. El suceso de la libertad.
Por eso fe, es el misterio de Dios mostrándose.
Dios ha tomado una resolución por si mismo en la cual se basa todo lo creado.
Una fe cristiana que no fuera historia no sería fe cristiana y ni fe “en”. Cuando hay fe cristiana aparece y vive la iglesia de Dios en el Mundo y para el mundo.
La fe cristiana es la decisión en la cual los hombres tienen libertad… se decía; y a esa libertad de confiar y de conocer se une la libertad de la responsabilidad. La palabra y la obra del hombre no pueden ser de ninguna manera una cosa neutral y sin compromiso.
Esta responsabilidad pública de nuestra confianza en la Palabra de Dios y nuestro conocimiento de la verdad de Jesucristo, es el concepto general de lo que en sentido cristiano ha de llamarse confesar y confesión.
Que cada cristiano sepa claramente como creer! Mientras su fe permanezca encerrada en la concha sin preocuparse del a vida del pueblo, no tiene en realidad, fe alguna. Dice Barth.
Y por ultimo, confesión quiere decir: confesión de vida, todo el que cree está llamado a pagar con su propia persona.
Estos son según mi punto de vista los planteos y posiciones de Barth, cabe a cada uno preguntarse sobre los distintos temas, y luego de estos estar de acuerdo o no con sus posturas.
Yo lo traté de esbozar en algunos momentos con algunas preguntas, quizás puedan servir como disparadoras.
Métodos Teológicos. Karl Barth 08-04. Fe, existencia Teológica.
Alumno: Rudinei Bischoff
Profesor: Guillermo Hansen.
En la lectura para la fecha Barth, sigue sus planteos y enunciados en las clases seis a nueve. En estas clases el habla sobre el Asombro, Compromiso, Conmoción y Fe, en la Teología Evangélica, y la tarea del Teólogo.
Dice que a esos enunciados solo se puede acercar por vía del reconocimiento. Según Barth, no se puede llegar a descubrir el objeto de la Teología de una manera objetiva “Dura” pragmática. Ya que este objeto del cual somos sujeto excede ampliamente nuestra pequeña capacidad de acercamiento sin el asombro, conmoción, etc.
El teólogo no puede de ninguna manera encuadrar, encapsular a ese objeto – Dios.
Es para mí, como si fuera casi un proceso de acercamiento Místico, que no se puede acercar o comprobar como en otras ciencias Duras o filosóficas. Sino que solo se lo conoce cuando nos reconocemos sujetos de Él, viviendo, entregándonos, confiando y comprometiéndonos.
Lo único es que entonces a un ateo - no nos debe sorprender - es imposible ser un teólogo, ya que no está, o por lo menos no se considera sujeto, conmovido y comprometido según el planteo de Barth.
Por eso, creo que la libertad que plantea Barth, se da dentro y al mismo tiempo reconociendo algunos pasos que de alguna forma también recortan, demarcan, y privan al mismo tiempo.
Por eso me pregunto, Se puede hablar de libertad, si es una que se da a partir de ciertas condiciones que tengo que reconocer para ser parte de este objeto. Dios. ¡Una ley de la libertad!
Barth continúa diciendo que el objeto de de esta ciencia (teología) ata y desata, prohíbe al teólogo descuidar aún un solo punto en la periferia o empaquetarlo en alguna abstracción sin tomarlo teológicamente en serio.
El primer criterio del intellectus fidei, consiste en que concentra todos los pensamientos, conceptos y palabras hacia él y a partir de él.
Así, se puede ver un planteo de una teología que existe en, con y a partir de su objeto—Dios. (Sin lo cual no hay otra vía)
Todo sin embargo emana de su objeto, el logos Divino; la lógica, la dialéctica, retórica etc.
La libertad de la Teología: Ella solo se vale de su libertad, siendo obediente a su objeto, y esta obediencia no es reversible.
Entonces, luego de todo esto, Barth se pregunta finalmente: ¿Como es que un teólogo cae asombrado, conmovido, comprometido en manos de este objeto? ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué ocurre?
Y responde: Se produce un “acontecimiento” en el cual el Objeto de la teología se apodera de uno. “Asombra, conmueve y compromete” este acontecimiento es La Fe un acontecimiento intensísimo certero y preciso.
Dice Barth: así se produce el hecho incomprensible e inexplicable de que el objeto de la teología se apodera de tal manera de una persona que ella puede entonces percibir, investigar, pensar e incluso hablar teológicamente.
Respecto al otro texto de Barth, se puede decir que éste sigue desarrollando el tema del creer, según lo establecido en el Credo. Y por ende también el tema de la Fe.
Barth la describe ya al comienzo como el don del encuentro, por el cual somos liberados para oír la Palabra de gracia hablada por Dios.
Para esto se plantea la pregunta: ¿De que trata la fe cristiana? R. Trata de la fe de los cristianos y de cómo creen.
Luego de eso, encontramos que el credo comienza con la siguiente afirmación, “Yo creo en…” lo esencial dice Barth es ese en… ese objeto de la fe del cual vive nuestra fe, nuestra fe subjetiva.
Al callar el credo lo subjetivo y referirse solamente a lo objetivo, es como habla mejor. El que pretende salvar lo subjetivo, lo perderá; pero quién lo entregue por causa de lo objetivo, lo salvará.
Luego, ese yo creo, tiene lugar en el encuentro con alguien que no es humano, sino Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, y en tanto creo, me veo poseído por ese objeto de mi fe.
Así, dice Barth, lo que interesa, es aquel en el cual yo creo.
Sobre ese apartado quisiera expresar que para mí, hay algo que no me cierra, y la idea de ese objeto, que me posee, y por lo tanto domina y condiciona.
Otra idea que trata Barth es: Dios decidió ser por pura bondad el Dios del Hombre, y tiene misericordia de nosotros.
Ahora, si somos pecadores insignificantes, erróneos: ¿Por que Dios nos elige y nos concede la gracia? ¿Podríamos pensar que Dios necesita del Hombre, un ser en el cual mostrar su bondad pero también su poder? Si Dios solo es conocido por Dios mismo (Pág. 29) ¿Podríamos pensar que en su revelación y en esta ayuda constante al ser humano falible se este conociendo? ¡Yo doy gracias a Dios por el hecho de haber sido escogido!
A continuación encontramos que ese encuentro que hablamos al comienzo es un don, por ende la libertad de Dios es su gran don para nosotros. El don del encuentro.
La libertad es una constante en nuestra relación con Dios, o mejor de su relación con nosotros. Ahora, somos libres en tanto nos atenemos a aquel que es y será fiel para siempre. Por eso debemos confiar plenamente en Él.
En la página 31 leemos: Yo estoy aquí para ti, Pero esta promesa significa inmediatamente también mandato, lo cual quiere decir para mí: No estoy a merced de mi capricho o de mis ideas, un mandato al cual debo atenerme en toda mi existencia terrenal.
El credo, por otra parte dice: es buena nueva de Dios para los hombres, pero necesariamente es también ley. Como Buena Nueva contiene la ley. Porque Él, se nos ha entregado como don, podemos nosotros también entregarle lo poco que poseemos. Recibo toda sola y completamente de Dios, y así laborar sola y completamente para El.
Podría hacerse la pregunta en relación a esto: ¿Necesita Dios de nosotros, de ese poco que tenemos?
Volviendo y ateniéndonos estrictamente a los enunciados de Barth, encontramos que, La fe es un privilegio y no una obligación, es más bien una libertad un permiso. (Ya nos hemos preguntado sobre la libertad).
La fe tiene su obstáculo que son el orgullo y el miedo de nuestro propio corazón humano. Nosotros podemos resistir únicamente gracias al permiso, a la libertad que únicamente puede ser recibida con la más profunda humildad. Y así atenernos por completo a la Palabra de Dios.
La fe también es conocer, y el credo en el que se formula la fe cristiana se funda en el conocimiento. Por que la fe cristiana no es irracional, ni anti irracional, sino racional.
Creer es conocer, la pistis bien entendida es gnosis. Dice Barth.
El conocimiento de Dios se realiza cuando tiene lugar la revelación divina, la iluminación del hombre por Dios.
Pero: ¿Puede ser conocido Dios? Si dice Barth, ya que El, se da a conocer por sí mismo. Cuando tal sucede el hombre es liberado, tiene el poder y es capaz de conocer a Dios. Pero este conocimiento es relativo y limitado debido a la barrera de lo creado.
Barth, termina diciendo que en la fe cristiana se trata de la iluminación de la razón, iluminación por la cual los hombres son libertados para vivir en la verdad de Jesucristo.
Todo es a razón de ese objeto, El, sin el cual no existiría ni el hombre ni el cosmos entero, afirma Barth.
Sigue teniendo lugar la pregunta: ¿Dios nos necesita para verse a si mismo? Y si es así, no somos en cierto sentido figuras Divinas.
Luego y finalmente encontramos que Creer es confesar… y comienza con la afirmación de que la fe cristiana es la decisión en la cual los hombres tienen libertad de responder públicamente.
Esto, podría abrir para nosotros dos interrogantes, y las planteo a continuación: ¿Es la fe decisión nuestra? ¿Hay libertad en ella?
Pero sigamos con el planteo de Barth, El, afirma que la fe es una decisión, es un suceso dentro del misterio existente entre Dios y el Hombre. El suceso de la libertad.
Por eso fe, es el misterio de Dios mostrándose.
Dios ha tomado una resolución por si mismo en la cual se basa todo lo creado.
Una fe cristiana que no fuera historia no sería fe cristiana y ni fe “en”. Cuando hay fe cristiana aparece y vive la iglesia de Dios en el Mundo y para el mundo.
La fe cristiana es la decisión en la cual los hombres tienen libertad… se decía; y a esa libertad de confiar y de conocer se une la libertad de la responsabilidad. La palabra y la obra del hombre no pueden ser de ninguna manera una cosa neutral y sin compromiso.
Esta responsabilidad pública de nuestra confianza en la Palabra de Dios y nuestro conocimiento de la verdad de Jesucristo, es el concepto general de lo que en sentido cristiano ha de llamarse confesar y confesión.
Que cada cristiano sepa claramente como creer! Mientras su fe permanezca encerrada en la concha sin preocuparse del a vida del pueblo, no tiene en realidad, fe alguna. Dice Barth.
Y por ultimo, confesión quiere decir: confesión de vida, todo el que cree está llamado a pagar con su propia persona.
Estos son según mi punto de vista los planteos y posiciones de Barth, cabe a cada uno preguntarse sobre los distintos temas, y luego de estos estar de acuerdo o no con sus posturas.
Yo lo traté de esbozar en algunos momentos con algunas preguntas, quizás puedan servir como disparadoras.
Métodos Teológicos. Karl Barth 08-04. Fe, existencia Teológica.
Alumno: Rudinei Bischoff
Profesor: Guillermo Hansen.
En la lectura para la fecha Barth, sigue sus planteos y enunciados en las clases seis a nueve. En estas clases el habla sobre el Asombro, Compromiso, Conmoción y Fe, en la Teología Evangélica, y la tarea del Teólogo.
Dice que a esos enunciados solo se puede acercar por vía del reconocimiento. Según Barth, no se puede llegar a descubrir el objeto de la Teología de una manera objetiva “Dura” pragmática. Ya que este objeto del cual somos sujeto excede ampliamente nuestra pequeña capacidad de acercamiento sin el asombro, conmoción, etc.
El teólogo no puede de ninguna manera encuadrar, encapsular a ese objeto – Dios.
Es para mí, como si fuera casi un proceso de acercamiento Místico, que no se puede acercar o comprobar como en otras ciencias Duras o filosóficas. Sino que solo se lo conoce cuando nos reconocemos sujetos de Él, viviendo, entregándonos, confiando y comprometiéndonos.
Lo único es que entonces a un ateo - no nos debe sorprender - es imposible ser un teólogo, ya que no está, o por lo menos no se considera sujeto, conmovido y comprometido según el planteo de Barth.
Por eso, creo que la libertad que plantea Barth, se da dentro y al mismo tiempo reconociendo algunos pasos que de alguna forma también recortan, demarcan, y privan al mismo tiempo.
Por eso me pregunto, Se puede hablar de libertad, si es una que se da a partir de ciertas condiciones que tengo que reconocer para ser parte de este objeto. Dios. ¡Una ley de la libertad!
Barth continúa diciendo que el objeto de de esta ciencia (teología) ata y desata, prohíbe al teólogo descuidar aún un solo punto en la periferia o empaquetarlo en alguna abstracción sin tomarlo teológicamente en serio.
El primer criterio del intellectus fidei, consiste en que concentra todos los pensamientos, conceptos y palabras hacia él y a partir de él.
Así, se puede ver un planteo de una teología que existe en, con y a partir de su objeto—Dios. (Sin lo cual no hay otra vía)
Todo sin embargo emana de su objeto, el logos Divino; la lógica, la dialéctica, retórica etc.
La libertad de la Teología: Ella solo se vale de su libertad, siendo obediente a su objeto, y esta obediencia no es reversible.
Entonces, luego de todo esto, Barth se pregunta finalmente: ¿Como es que un teólogo cae asombrado, conmovido, comprometido en manos de este objeto? ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué ocurre?
Y responde: Se produce un “acontecimiento” en el cual el Objeto de la teología se apodera de uno. “Asombra, conmueve y compromete” este acontecimiento es La Fe un acontecimiento intensísimo certero y preciso.
Dice Barth: así se produce el hecho incomprensible e inexplicable de que el objeto de la teología se apodera de tal manera de una persona que ella puede entonces percibir, investigar, pensar e incluso hablar teológicamente.
Respecto al otro texto de Barth, se puede decir que éste sigue desarrollando el tema del creer, según lo establecido en el Credo. Y por ende también el tema de la Fe.
Barth la describe ya al comienzo como el don del encuentro, por el cual somos liberados para oír la Palabra de gracia hablada por Dios.
Para esto se plantea la pregunta: ¿De que trata la fe cristiana? R. Trata de la fe de los cristianos y de cómo creen.
Luego de eso, encontramos que el credo comienza con la siguiente afirmación, “Yo creo en…” lo esencial dice Barth es ese en… ese objeto de la fe del cual vive nuestra fe, nuestra fe subjetiva.
Al callar el credo lo subjetivo y referirse solamente a lo objetivo, es como habla mejor. El que pretende salvar lo subjetivo, lo perderá; pero quién lo entregue por causa de lo objetivo, lo salvará.
Luego, ese yo creo, tiene lugar en el encuentro con alguien que no es humano, sino Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, y en tanto creo, me veo poseído por ese objeto de mi fe.
Así, dice Barth, lo que interesa, es aquel en el cual yo creo.
Sobre ese apartado quisiera expresar que para mí, hay algo que no me cierra, y la idea de ese objeto, que me posee, y por lo tanto domina y condiciona.
Otra idea que trata Barth es: Dios decidió ser por pura bondad el Dios del Hombre, y tiene misericordia de nosotros.
Ahora, si somos pecadores insignificantes, erróneos: ¿Por que Dios nos elige y nos concede la gracia? ¿Podríamos pensar que Dios necesita del Hombre, un ser en el cual mostrar su bondad pero también su poder? Si Dios solo es conocido por Dios mismo (Pág. 29) ¿Podríamos pensar que en su revelación y en esta ayuda constante al ser humano falible se este conociendo? ¡Yo doy gracias a Dios por el hecho de haber sido escogido!
A continuación encontramos que ese encuentro que hablamos al comienzo es un don, por ende la libertad de Dios es su gran don para nosotros. El don del encuentro.
La libertad es una constante en nuestra relación con Dios, o mejor de su relación con nosotros. Ahora, somos libres en tanto nos atenemos a aquel que es y será fiel para siempre. Por eso debemos confiar plenamente en Él.
En la página 31 leemos: Yo estoy aquí para ti, Pero esta promesa significa inmediatamente también mandato, lo cual quiere decir para mí: No estoy a merced de mi capricho o de mis ideas, un mandato al cual debo atenerme en toda mi existencia terrenal.
El credo, por otra parte dice: es buena nueva de Dios para los hombres, pero necesariamente es también ley. Como Buena Nueva contiene la ley. Porque Él, se nos ha entregado como don, podemos nosotros también entregarle lo poco que poseemos. Recibo toda sola y completamente de Dios, y así laborar sola y completamente para El.
Podría hacerse la pregunta en relación a esto: ¿Necesita Dios de nosotros, de ese poco que tenemos?
Volviendo y ateniéndonos estrictamente a los enunciados de Barth, encontramos que, La fe es un privilegio y no una obligación, es más bien una libertad un permiso. (Ya nos hemos preguntado sobre la libertad).
La fe tiene su obstáculo que son el orgullo y el miedo de nuestro propio corazón humano. Nosotros podemos resistir únicamente gracias al permiso, a la libertad que únicamente puede ser recibida con la más profunda humildad. Y así atenernos por completo a la Palabra de Dios.
La fe también es conocer, y el credo en el que se formula la fe cristiana se funda en el conocimiento. Por que la fe cristiana no es irracional, ni anti irracional, sino racional.
Creer es conocer, la pistis bien entendida es gnosis. Dice Barth.
El conocimiento de Dios se realiza cuando tiene lugar la revelación divina, la iluminación del hombre por Dios.
Pero: ¿Puede ser conocido Dios? Si dice Barth, ya que El, se da a conocer por sí mismo. Cuando tal sucede el hombre es liberado, tiene el poder y es capaz de conocer a Dios. Pero este conocimiento es relativo y limitado debido a la barrera de lo creado.
Barth, termina diciendo que en la fe cristiana se trata de la iluminación de la razón, iluminación por la cual los hombres son libertados para vivir en la verdad de Jesucristo.
Todo es a razón de ese objeto, El, sin el cual no existiría ni el hombre ni el cosmos entero, afirma Barth.
Sigue teniendo lugar la pregunta: ¿Dios nos necesita para verse a si mismo? Y si es así, no somos en cierto sentido figuras Divinas.
Luego y finalmente encontramos que Creer es confesar… y comienza con la afirmación de que la fe cristiana es la decisión en la cual los hombres tienen libertad de responder públicamente.
Esto, podría abrir para nosotros dos interrogantes, y las planteo a continuación: ¿Es la fe decisión nuestra? ¿Hay libertad en ella?
Pero sigamos con el planteo de Barth, El, afirma que la fe es una decisión, es un suceso dentro del misterio existente entre Dios y el Hombre. El suceso de la libertad.
Por eso fe, es el misterio de Dios mostrándose.
Dios ha tomado una resolución por si mismo en la cual se basa todo lo creado.
Una fe cristiana que no fuera historia no sería fe cristiana y ni fe “en”. Cuando hay fe cristiana aparece y vive la iglesia de Dios en el Mundo y para el mundo.
La fe cristiana es la decisión en la cual los hombres tienen libertad… se decía; y a esa libertad de confiar y de conocer se une la libertad de la responsabilidad. La palabra y la obra del hombre no pueden ser de ninguna manera una cosa neutral y sin compromiso.
Esta responsabilidad pública de nuestra confianza en la Palabra de Dios y nuestro conocimiento de la verdad de Jesucristo, es el concepto general de lo que en sentido cristiano ha de llamarse confesar y confesión.
Que cada cristiano sepa claramente como creer! Mientras su fe permanezca encerrada en la concha sin preocuparse del a vida del pueblo, no tiene en realidad, fe alguna. Dice Barth.
Y por ultimo, confesión quiere decir: confesión de vida, todo el que cree está llamado a pagar con su propia persona.
Estos son según mi punto de vista los planteos y posiciones de Barth, cabe a cada uno preguntarse sobre los distintos temas, y luego de estos estar de acuerdo o no con sus posturas.
Yo lo traté de esbozar en algunos momentos con algunas preguntas, quizás puedan servir como disparadoras.
Dependencia masiva
Gregor Claus
Si el „‚yo creo‘ tiene lugar completamente en el encuentro con alguien que no es humano, sino Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo“1 y a la vez el „acontecimiento de la fe no está al alcance de nadie“2 , significa esto para mi, que no hay ninguna posibilidad humana llegar a la fe. En este caso todo dependería de Dios y su buena voluntad: si Él quiere que uno tenga fe – suerte; si no – mala suerte. Pero en este caso también habría que preguntar ¿para qué Cristo? ¿para qué la Biblia? Estos preguntas realmente son provocados por Karl Barth, si dice que „nunca se cree ‚a causa de‘ algo, ni ‚basándose en . . . ‘, sino que hay un despertar a la fe, pese a todo.“3 Y si los „hombres de la Biblia no llegaron a ser creyentes a causa de estas o aquellas demostraciones, sino que un buen día fueron puestos en condiciones tales que podían creer“4 , creo yo, que la pregunta del por qué leer la Biblia queda realmente válido, si no se quiere decir, que somos seres humanos diferentes en comparación con los supuestos discípulos de Jesús. Y tampoco me convence el argumento de que „fuera de su palabra, Dios permanece escondido para nosotros; pero le tenemos revelado en Jesucristo.“5 Este argumento no puede ser válido, si antes se dice, que la única fuente de saber de Jesús no sirve para nada, si no es Dios, quien pone a disposición la fe. Pero entonces tampoco se puede hablar de una „decisión definitiva“6 respecto a la fe, pues la fe para el hombre no es una decisión y para Dios no podemos saber si la decisión es definitiva.
Pero entonces también hay que preguntar por qué y para qué tenemos una „responsibilidad pública de nuestra confianza [que es fe] en la Palabra de Dios y nuestro conocimiento de la verdad de Jesucristo“7 , por qué „la teología debe salir en busqueda de la lógica, la dialéctica y la retórica que emanan de su objeto, del Logos Divino“8 y por qué usar „parámetros generalmente considerados como válidos“9 , si por fin todo esto no es válido. Más, en revés, si estar „frente al milagro de ese Dios“10 significa la disposición „a subordinar aquel poquito que pueda investigar, pensar y decir a la lógica de este milagro (¡no a la inversa!)“11 .
Por fin entonces preguntando por el sentido de la vida – aunque no se lo hace si se está realmente creyendo y conociendo a Dios12 – la respuesta es más o menos la misma como si se preguntaría una figura de ajedrez, qué sentido tendría este juego para ella: „ya esta viviendo el sentido de su vida, el sentido de ser criatura“13 – en palabras claras: ninguno.
1
Karl Barth, Bosquejo de Dogmática, p. 27
2
Karl Barth, Introducción a la Teología Evangélica, p. 120
3
Karl Barth, Bosquejo de Dogmática, p. 32
4
Karl Barth, Bosquejo de Dogmática, p. 32
5
Karl Barth, Bosquejo de Dogmática, p. 32
6
Karl Barth, Bosquejo de Dogmática, p. 33
7
Karl Barth, Bosquejo de Dogmática, p. 47
8
Karl Bart, Introducción a la Teología Evangélica, p. 107
9
Karl Bart, Introducción a la Teología Evangélica, p. 107
10
Karl Bart, Introducción a la Teología Evangélica, p. 89
11
Karl Bart, Introducción a la Teología Evangélica, p. 89
12
Vease Karl Barth, Bosquejo de Dogmática, p. 41.
13
Karl Barth, Bosquejo de Dogmática, p. 41
Teologia como ciencia alegre
I.U. ISEDET
Departamento de Teología Sistemática
Prof. G. Hansen
1 semestre del 2008.
Alumno: Gross Javier
Reacción Crítica al texto de:
Los textos para la clase de hoy, me parecen interesantes para reflexionar sobre algunos puntos medulares de los que todo estudiante de teología, se debe preguntar y reflexionar.
Barth quien con su metodología de círculos concéntricos avanza sobre el asombro, conmoción, el compromiso y la fe, que se relaciona con lo que escribe en Esbozo de Dogmática, en donde es abordado desde el credo. Nos lleva a preguntarnos sobre si: ¿ en nosotros existe esa visión de teología (que en particular me parece muy interesante), en donde se muestra a la misma, como una ciencia que debe despertar curiosidad y que debe llevarnos a conmovernos preguntándonos diariamente por lo que creemos, decimos y hacemos, como creyentes?. Barth le da un carácter de seriedad al quehacer teológico, pero como así también, un carácter de libertad al presentar a la teología como una ciencia alegre, responsable, comprometida y agradecida.
Desde lo práctico, nos preguntamos, en primer lugar, ¿somos personas alegres con lo que hacemos? Más allá de nuestras realidades y ¿cómo vivimos ese agradecimiento? No se trata de ser hipócritas, pero si de repensar la fe y la teología en nuestro diario vivir
Otro punto sobre el cual hace énfasis y es muy importante me parece que es el aspecto de que en mensaje de la teología debe ser un presentado sin tenemos y sin miedo, es decir que tiene que superar las barreras intramuros, para salir al mundo, en ese sentido él le da una gran a los contextos y de alguna manera sin quererlo se lo da a la experiencia, que lo acerca a Schelaiermacher.
Por ultimo me pareció muy importante su planteo de que Evangelio y ley van de la misma mano, es decir, están unidos para ser más exacto, el asombro que produce la Buena Noticia, nos lleva al compromiso y la responsabilidad de vivir bajo un marco de ley, sabiendo que la luz que es Jesús nos guía en los momento buenos como en los difíciles, y que esa buena noticia nos redime todos los días de nuestros pecados a pesar de nosotros mismos y nos hace vivir alegres y agradecidos.
Para finalizar me parece que Barth muestra el lado mas práctico de la sistemática y que nos confronta con la realidad y la salvación de la cual somos parte de una dialéctica que nos interpela.
Labels: Javier Gross
Romina Dubs
REACCIÓN CRÍTICA DE LA LECTURA ASIGNADA PARA EL 08-04-08
Bosquejo de Dogmática e Introducción a la Teología Evangélica. Karl Barth
En “Introducción a la Teología Evangélica” pareciera que Barth es motivado a escribir por la preocupación de que la teología sea mal entendida, de que se crea que ella nadie tiene que ver con la vida real de los seres humanos y de esto da cuentas el texto seleccionado para esta clase, en el cual Barth desarrolla los siguientes temas: el asombro, la conmoción, el compromiso y la fe.
Barth dice: “La teología evangélica es en los hechos siempre una historia que se hace carne y hueso en la existencia y acción de un ser humano, del teólogo, en el sentido más estricto y más amplio de la palabra” . En esta cita el autor habla del aspecto existencial de la teología evangélica, refiriéndose específicamente a la existencia del teólogo/a, ¿qué es lo que pasa cuando la teología entra a la vida de esa persona? Según lo expresado por Barth la teología debe ser vivida y sentida, debe ser parte constitutiva de la persona misma que se dedica a esta tarea, en otras palabras debe abarcar todo el ser. Y la primera manifestación de que esto es así, según Barth, es cuando aparece el asombro, si no se da esta condición, Barth dudaría de que se este haciendo teología; cabe aclarar que para el autor el asombro que cautiva a la persona que se dedica al quehacer teológico es de otra naturaleza y no hay posibilidad de liberarse de este asombro, por la razón de que el/la teólogo/a nunca se encuentra con su objeto. En este sentido, el autor expresa que la teología es lógica del milagro, milagro en el sentido de que no se encuentra analogía en la relación de causa-efecto en el acontecer del espacio y del tiempo. El asombro va de la mano de lo que Barth llama conmoción, una vez que el sujeto es transformado por Dios en una persona asombrada, entonces también pasa a ser una persona conmovida por Dios. Los elementos existenciales que menciona Barth me parecen de suma importancia y la estrecha vinculación que existe entre los mismos, demuestra que uno no se da sin el otro, si bien creo que lo expuesto por Barth en el texto es de relevancia para el quehacer teológico, me parece que el autor deja el tema existencial muy restringido; y con esto me refiero que las experiencias en cuanto a fe, a lo religioso, que dan lugar a pensar una teología no se pueden enmarcar, y por esta razón no me deja del todo conforme el texto de Barth.
Con respecto al bosquejo de dogmática, sólo quiero destacar la concepción antropológica en la cual se basa Barth para el desarrollo del tema, y lo hago porque la antropología de Barth se sustenta en los postulados de la Reforma, en el servo arbitrio, en otras palabras en las bases de nuestra tradición; rescato este tema porque me parece que no siempre se tiene lo suficientemente presente bajo que comprensión del ser humano partimos para hacer teología, a mi personalmente como protestante me parece de fundamental importancia prestarle atención a la antropología que se encuentra presente en los textos barthianos.
Reacción crítica a los textos:
BARTH, Karl: Bosquejo de dogmática, 25 - 52. (1947)
BARTH, Karl: Introducción a la teología evangélica, 81 - 120. (1962)
Barth en los capitulos II – IV del “Bosquejo de Dogmática” explica lo que es la fe. Lo resume en los respectivos títulos con las palabras “confiar”, “conocer” y “confesar”.
Eso significa para él que en la fe no es tan importante lo sujetivo sino que la parte objetiva – expresada en el Credo. El ser humano cree en Dios el que facilita este creer por medio de su hablar en Jesucristo. En él sucede el encuentro de Dios con el ser humano, así que en la fe cristiana siempre se trata de un encuentro y ella es un creer en Jesucristo como Señor. Ese encuentro está originado por Dios necesariamente, visto que el ser humano no tiene esa posibilidad. O sea, la fe es un regalo / un don. Sin embargo ese regalo requiere la reacción de confianza por parte del ser humano, es al mismo tiempo que evangelio también ley. No obstante es importante para Barth que la fe no obliga tampoco sino que es un permiso en primer lugar. Después también una decisión definitiva y la libertad de confiar sólo en Dios.
Barth enfatiza mucho en que gnwsij y pistij forman un conjunto. Fe es conocer a Dios también, lo cual, sin embargo, solamente se puede por medio de la revelación de Dios mismo. Es imprescindible comprender la verdad de Jesucristo y vivir en esa verdad.
Por último también es importante que creer es confesar, la fe es la respuesta del ser humano al hablar de Dios en Jesucristo. El que cree en dios necesariamente tiene que compartir, confesar públicamente su confianza y conocimiento. Y para eso es importante también que la iglesia traduzca su lenguaje al lenguaje del mundo.
En las clases VI a IX de la “Introducción a la Teología Evangélica” Barth reflexiona acerca de la existencia teológica. Se acerca a esa con las palabras “asombro”, “conmoción” y “compromiso”, abarcando todo eso finalmente en una definición de la fe. Barth está convencido que desempeñarse como teólog@ necesariamente causa asombro y que ese asombro incluso crece cada vez más. El enfrentamiento con el milagro de Dios lo capta al ser humano y ese no puede liberarse más de él.
Además la/el teólog@ se va a encontrar conmovid@ por el sujeto mismo de la teología. Dios no permite tomar distancia de el como objeto de estudios. El/la teólog@ se encuentra en medio del mundo y de la comunidad, pero está dirigido a ella / él el hablar y la revelación de Dios también.
Eso al mismo tiempo para Barth significa un compromiso del ser humano que consiste en el intellectus fidei que está dirigido hacia y concentrandose en Jesucristo.
Después de esas reflexiones acerca de la existencia teológica Barth describe la fe como acontecimiento que abarca toda esa existencia. La describe como conocimiento certero, encuentro con su objeto, conditio sine qua non de la teología (pero obviamente no su objeto) y como respuesta modesta del ser humano a la palabra de Dios.
A mí me parece importante el enfasís de Barth en el carácter de regalo de la fe que no puede ser acción del ser humano. No obstante me parece que Barth menosprecia demasiado el aspecto subjetivo de la fe, aunque tiene razón que la parte importante es más el creer en y no el creer en sí.
También consiento en que promesa y compromiso forman un conjunto y no se las puede separar como tampoco fe y conocimiento.
Sin embargo a veces me parece que Barth se concentra demasiado en la palabra ya hablada de Dios, aunque sí también menciona otros aspectos como p. ej. el escatológico.
En cuanto a la existencia teológica me parece importante el enfasís de Barth en la relatividad del pensamiento teológico que sin embargo no lleva al dejar de hacer teología. También me parece interesante el tema de la conmocion personal y el compromiso que para Barth siempre forman un conjunto.
Hendrik Meier
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