En estas cartas, asistimos a una discusión casi pueril entre dos grandes teólogos acerca del problema metodológico de la hermenéutica del Nuevo Testamento. Cada uno por su lado da la apariencia de ser cordial con el otro, pero, sin embargo, estas páginas están llenas de ironías, sarcasmos y esgrimas verbales y filosóficos. Ambos intentan clarificar cómo se conoce a Dios, pero parten de principios metodológicos casi irreconciliables (la ballena y el elefante) Bultmann no cede en su planteo de la necesidad de la filosofía existencial para la comprensión ("precomprensión", "autocomprensión") del Nuevo Testamento a partir de la situación del hombre de hoy. Negocia con el contexto científico de su época. Barth no cede en su planteo de la prominencia de las Sagradas Escrituras. Se afianza en la autoridad de la Biblia como reacción al momento histórico en el que se encuentra. Este tipo de quehacer teológico, de confrontación académica, de enfrentamiento filosófico, no tiene en cuenta las necesidades pastorales, al ser humano común. Es más, Barth parece desautorizar al mismo pastor Bruns, quien no está al nivel académico de Bultmann, y por lo tanto, mucho menos al de Barth. La inquietud del pastor, fue respondida? ¿Será que las personas que hacemos teología por querer hacer más claro el conocimiento de Dios lo oscurecemos con nuestros devaneos intelectuales? Si Barth y Bultmann difieren en el método, no difieren en lo esencial, en su finalidad última. Y es por tal motivo que creo en la diversidad de planteos que nos enriquece. Me gustaría trabajar en un ámbito de respeto por las distintas teologías, en diálogo fructífero entre teólogos. No estoy segura de que las discusiones epistolares entre Barth y Bultmann hayan sido verdaderamente productivas; cada uno se encerró en una postura y no se abrió al diálogo con el otro. Probablemente, lo más valioso para nosotros hoy es que por estos senderos ya no podemos transitar.
Tuve dos sensaciones iniciales al abrir estas páginas, la primera fue la de estar rompiendo una ley federal que sanciona con cárcel a todo aquel que lea correspondencia ajena. :o) En segundo lugar me pareció que era bastante constructivo que dos personas que están convencidas de algo puedan hablar acerca de esta discrepancia con argumentos en vez de la desacreditación del otro.
Me parece que la situación en la que ellos se encuentran está relacionada con aspectos epistemológicos y de presuposiciones. Me parece que Bultmann pone demasiado énfasis en lo racional y lo objetivo que puede ser la ciencia. Por otro lado, y de forma un cuanto extraña apela a la confusión que siente por no encontrar respuestas en lo objetivo.
Regresando a la parte epistemológica, el creer que la razón humana siempre puede realizar operaciones objetivas es pedir demasiado de ella, ya que nadie puede ser totalmente objetivo y aún los científicos admiten que tienen que poner límites a sus grupos de control y a sus investigaciones porque de otra manera no pueden controlar tanta información. También es claro que cuando están experimentando con algo, siempre tienen una teoría la cual tratan de probar. En la misma línea es imposible pedirle a una persona que realice operaciones mentales de forma inerrante el 100% de las veces. Como cristiano también es necesario pensar en el efecto noético y como influye en el pensamiento de los humanos.
Me parece que las presuposiciones juegan un papel muy importante para marcar el punto de partida de cada uno de ellos, al igual que lo hace para cada uno de nosotros. Cada persona está convencida de varias cosas, a veces con razón, a veces sin ella – y me refiero a razón en un sentido amplio. Estas convicciones son reforzadas por elementos externos y los procesos de interpretación de cada persona. Unos son más centrales que otros, lo que Pratt llama the cone of certainty. En lo que los elementos que son más coherentes para una persona, más difíciles son de ser removidas o cuestionadas. Existen también las convicciones periféricas que no afectan tanto la identidad de la persona. Éstas son menos esenciales y más fáciles de ser cambiadas y eliminadas. Pero al final, y en particular las más centrales, son difíciles de explicar plenamente cada una de estas creencias.
Esto sucede con Barth y Bultmann. Barth ve en la Biblia su centro normativo a la que confiere autoridad para filtrar toda información. Bultmann por su parte, me parece, que se encuentra en una encrucijada en donde – a pesar de que apela a la ciencia y la razón para remover lo que él llama mitos – no encuentra en ella todas las respuestas que él busca. Me parece que esa es la razón por la que apela al existencialismo. En este proceso, Bultmann está entre dos vertientes que intentan describir la “realidad”, la razón y la experiencia.
Creo que estas dos posturas son solo parte de lo que permite que el individuo pueda interpretar el mundo que lo rodea. Es decir, por un lado recibimos información a través de nuestros sentidos y por otro los interpretamos de la forma más coherente que podemos. La coherencia que se obtiene es a través de algún tipo de normatividad contra la que se pueda medir la información que se recibe. Barth piensa que es la Biblia. Estoy de acuerdo con él.
Barth y Bultmann se plantean esclarecer puntos de diferencia en relación al tema al tema de la desmitologización plantea por Bultmann. Citando el Nuevo Testamento, como una fuente de mitos (relatos) que le permite investigar y probar la necesidad del método hermenéutico para explicar el N.T., surge para él que; la resurrección no se dio históricamente, sino que es un objeto de fe, que la Iglesia pretenden enlazarla con la muerte de Jesús en la cruz. Bultmann no niega la resurrección, sino que pretende profundizar en el tema y evitar que la Iglesia se pierda en esta construcción, Barth va ha responder señalando que el problema del mito es la “objetivación” si la Iglesia habla de Cristo necesariamente incluye el sepulcro vacío y la resurrección.
Bultmann responde a las duras críticas de Barth: señalando primero, que el problema teologico se a convertido en un problema eclesial “…lo que pretende su teología es la búsqueda de la comprensión del mensaje cristiano por parte de los creyentes de su época, los cuales necesitan una explicación existencial de la predicación y su existencia teniendo en cuenta el avance científico”. La Palabra de Dios es la que sale al encuentro y al entenderla se traduce. El hombre moderno requiere comprender su existencia y esto es lo que trata de decirnos Nuevo Testamento por medio del método hermenéutico. En la fe se realiza la muerte y la resurrección de Jesucristo al cual se cree como salvador. La cruz es un hecho escatológico que junto a la resurrección es también cósmico pues nos afecta a nosotros hoy.
El auto comprendernos significa comprender a Dios y el mundo. La Palabra de Dios sea real en el conocer del creyente, esta explicación es rechazada por Barth, porque Bultmann parte de precomprensiones y su relación con una ontología filosófica.
Me parece mas que un dialogo, un rechazo de Barth, a la teología que plantea Bultmann, porque aun cuando reafirma su centralidad en Cristo, es desacreditado por la influencia filosófica que tiene y porque indirectamente critica la falta de un estudio hermenéutico en la teología barthiana.
No me agrada la forma en que reacciona Barth, por que nuestras Iglesias no deben estar ajenas al estudio serio de la Biblia, ni tampoco podemos quitar las herramientas que la ciencia nos da y por ultimo en el dialogo hay que saber escuchar.
Cómo la iglesia maneja una disputa interna es lo que me interesa en las cartas entre Barth y el obispo. Barth tiene un problema grave con las enseñanzas de Bultmann, principalmente a través de su método de empezar con una filosofía existencial en lugar de lo que Barth hace (empezando siempre con la Biblia). No obstante, pese a su oposición Barth les avisa al obispo y otros miembros de la iglesia que no hagan una ‘caza de brujas.’ Un ataque a una herejía es siempre ‘más peligrosa para la Iglesia que la susodicha herejía.’ (Barth 1973:252). En contraste, Barth sugiere la iglesia manifiesta la verdad de la resurrección, y la verdad de Jesús Cristo viviente, en su vida común y en su misión al mundo. Me gusta que Barth le diga a la iglesia que la verdad no se puede controlar en un sistema o otros métodos mecánicos. No hay ninguna garantía de la verdad pero existe solamente el camino de vida en el espíritu.
En las cartas entre Bultmann y Barth en el invierno de 1952, la carta de Barth señala más claramente sus puntos distintos de empezar. Barth otra vez desafía la posibilidad de un compromiso a una filosofía secular o un partido político antes de (o aún junto a) el evangelio. Según Barth, nuestra respuesta está siempre en segundo lugar a la palabra divina. La palabra divina rompe todos los hechos de establecer un orden o una realidad verdadera fuera a la. Entonces, Barth cree que el modo de Bultmann señala a un vacío o espacio.
En la carta de Bultmann me gusta su insistencia que el mensaje del Nuevo Testamento se debe separar de los mitos para que la gente de hoy podamos entenderlo. Critica la ofensa falsa de los mitos. En mi propia experiencia recuerdo cuando mi hermano era niño, me dijo que no pudo aceptar el cristianismo a través de los milagros. Su punto de visto científico le prevénió aceptar el punto de visto mitológico de los narrativos bíblicos. Para mí, acepto la idea de Bultmann que la Biblia y la persona de Jesús tienen poder o relevancia en la vida de algun solamente si la misma persona los aceptan. Una discusión o conversación es necesario: ‘porque es Cristo solamente en cuanto Cristo pro me.’ No quiero negar la realidad objetiva de Cristo, solamente quiero decir que la realidad de nuestra respuesta y compromiso de Cristo es más claro y más importante. Rachel Starr
Estas páginas comienzan con una carta del pastor Hans Bruns al Consejo de la Iglesia Evangélica de Alemania, al obispo Theophil Wurm del 7 de mayo de 1947. El tema que presenta es la fundación de Escuelas Superiores eclesiales, y lo que escuchó en las clases de Bultmann sobre la cuestión del milagro, y formulaciones como “leyenda del sepulcro vacío” y “prodigio de la resurrección”. Bultmann opina que la mayoría de los teólogos científicos consideran leyenda la historia del sepulcro vacío. El pastor pide que se examine lo que se puede hacer para organizar las Escuelas Superiores de la iglesia, para la formación de jóvenes teólogos.
A continuación leemos la carta del presidente del Consejo de la Iglesia de Alemania, obispo Theophil Wurm, a Barth y a Bultmann del 20 de mayo de 1947. El obispo opina que la teoría bultmaniana, llega a una concepción que, con la negación de los informes, incluye en sí mismo la negación del mismo hecho, no para él mismo, pero sí probablemente para muchos de sus oyentes y para la comunidad. (p. 245) Antes de nuevos caminos para la formación teológica de los jóvenes, quiere entrar en contacto con los principales teólogos universitarios para la aclaración de la cuestión teológica.
Finalmente la carta de Barth al obispo Theophil Wurm, y a Bultman, del 29 de mayo de 1947. Aquí Barth expresa una detallada respuesta con respecto a Bultmann. i) Bultmann orientó el trabajo teológico desde una ontología filosófica o antropológica. Pensaba que había encontrado en el esquema “existencialista”, el canon para la explicación de los textos neotestamentarios y para la comprensión de su contenido particular. (p. 248) ii) Barth no está de acuerdo con las quejas del pastor Bruns con respecto a las frases en la clase de Bultmann. 1 – La expresión leyenda, puede indicar simplemente el carácter literario propio de la narración evangélica de la Pascua. Del mismo modo la expresión prodigio, para expresar el aspecto de la resurrección. 2 – Las frases de Bultmann, están en conexión con su conclusión negativa que abarca toda la cristología. El hecho salvífico de la fe no es el sepulcro vació sino, el Señor Jesús viviente , El Cristo, el Redentor del mundo. 3 – Si es que hay que atacarle algo a Bultmann es por su combinación con una determinada ontología filosófica. iii) Barth hace alusión a su escrito sobre la Pascua, donde no habló del “sepulcro vacío” sino de la necesidad de tomar literalmente en serio el mensaje del corporalmente resucitado Jesucristo, para encontrarnos en una nueva vida, en un nuevo mundo. Para ello es necesario rodearse de una comunidad no “creyente” sino vital. Barth propone que la acción eclesial frente al escándalo de Bultmann puede consistir tan sólo en que la Iglesia misma, precisamente en el punto criticado por Bultmann es Iglesia, no sólo teórica sino prácticamente. (p.254)
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Bultmann vs. Barth, Correspondencia.
En estas cartas, asistimos a una discusión casi pueril entre dos grandes teólogos acerca del problema metodológico de la hermenéutica del Nuevo Testamento. Cada uno por su lado da la apariencia de ser cordial con el otro, pero, sin embargo, estas páginas están llenas de ironías, sarcasmos y esgrimas verbales y filosóficos.
Ambos intentan clarificar cómo se conoce a Dios, pero parten de principios metodológicos casi irreconciliables (la ballena y el elefante)
Bultmann no cede en su planteo de la necesidad de la filosofía existencial para la comprensión ("precomprensión", "autocomprensión") del Nuevo Testamento a partir de la situación del hombre de hoy. Negocia con el contexto científico de su época.
Barth no cede en su planteo de la prominencia de las Sagradas Escrituras. Se afianza en la autoridad de la Biblia como reacción al momento histórico en el que se encuentra.
Este tipo de quehacer teológico, de confrontación académica, de enfrentamiento filosófico, no tiene en cuenta las necesidades pastorales, al ser humano común. Es más, Barth parece desautorizar al mismo pastor Bruns, quien no está al nivel académico de Bultmann, y por lo tanto, mucho menos al de Barth. La inquietud del pastor, fue respondida?
¿Será que las personas que hacemos teología por querer hacer más claro el conocimiento de Dios lo oscurecemos con nuestros devaneos intelectuales?
Si Barth y Bultmann difieren en el método, no difieren en lo esencial, en su finalidad última. Y es por tal motivo que creo en la diversidad de planteos que nos enriquece. Me gustaría trabajar en un ámbito de respeto por las distintas teologías, en diálogo fructífero entre teólogos.
No estoy segura de que las discusiones epistolares entre Barth y Bultmann hayan sido verdaderamente productivas; cada uno se encerró en una postura y no se abrió al diálogo con el otro. Probablemente, lo más valioso para nosotros hoy es que por estos senderos ya no podemos transitar.
Carolina Artana
Correspondencia
Kart Barth - Rudolf Bultmann
Tuve dos sensaciones iniciales al abrir estas páginas, la primera fue la de estar rompiendo una ley federal que sanciona con cárcel a todo aquel que lea correspondencia ajena. :o) En segundo lugar me pareció que era bastante constructivo que dos personas que están convencidas de algo puedan hablar acerca de esta discrepancia con argumentos en vez de la desacreditación del otro.
Me parece que la situación en la que ellos se encuentran está relacionada con aspectos epistemológicos y de presuposiciones. Me parece que Bultmann pone demasiado énfasis en lo racional y lo objetivo que puede ser la ciencia. Por otro lado, y de forma un cuanto extraña apela a la confusión que siente por no encontrar respuestas en lo objetivo.
Regresando a la parte epistemológica, el creer que la razón humana siempre puede realizar operaciones objetivas es pedir demasiado de ella, ya que nadie puede ser totalmente objetivo y aún los científicos admiten que tienen que poner límites a sus grupos de control y a sus investigaciones porque de otra manera no pueden controlar tanta información. También es claro que cuando están experimentando con algo, siempre tienen una teoría la cual tratan de probar. En la misma línea es imposible pedirle a una persona que realice operaciones mentales de forma inerrante el 100% de las veces. Como cristiano también es necesario pensar en el efecto noético y como influye en el pensamiento de los humanos.
Me parece que las presuposiciones juegan un papel muy importante para marcar el punto de partida de cada uno de ellos, al igual que lo hace para cada uno de nosotros. Cada persona está convencida de varias cosas, a veces con razón, a veces sin ella – y me refiero a razón en un sentido amplio. Estas convicciones son reforzadas por elementos externos y los procesos de interpretación de cada persona. Unos son más centrales que otros, lo que Pratt llama the cone of certainty. En lo que los elementos que son más coherentes para una persona, más difíciles son de ser removidas o cuestionadas. Existen también las convicciones periféricas que no afectan tanto la identidad de la persona. Éstas son menos esenciales y más fáciles de ser cambiadas y eliminadas. Pero al final, y en particular las más centrales, son difíciles de explicar plenamente cada una de estas creencias.
Esto sucede con Barth y Bultmann. Barth ve en la Biblia su centro normativo a la que confiere autoridad para filtrar toda información. Bultmann por su parte, me parece, que se encuentra en una encrucijada en donde – a pesar de que apela a la ciencia y la razón para remover lo que él llama mitos – no encuentra en ella todas las respuestas que él busca. Me parece que esa es la razón por la que apela al existencialismo. En este proceso, Bultmann está entre dos vertientes que intentan describir la “realidad”, la razón y la experiencia.
Creo que estas dos posturas son solo parte de lo que permite que el individuo pueda interpretar el mundo que lo rodea. Es decir, por un lado recibimos información a través de nuestros sentidos y por otro los interpretamos de la forma más coherente que podemos. La coherencia que se obtiene es a través de algún tipo de normatividad contra la que se pueda medir la información que se recibe. Barth piensa que es la Biblia. Estoy de acuerdo con él.
Guillermo Bernáldez
Barth y Bultmann se plantean esclarecer puntos de diferencia en relación al tema al tema de la desmitologización plantea por Bultmann. Citando el Nuevo Testamento, como una fuente de mitos (relatos) que le permite investigar y probar la necesidad del método hermenéutico para explicar el N.T., surge para él que; la resurrección no se dio históricamente, sino que es un objeto de fe, que la Iglesia pretenden enlazarla con la muerte de Jesús en la cruz. Bultmann no niega la resurrección, sino que pretende profundizar en el tema y evitar que la Iglesia se pierda en esta construcción, Barth va ha responder señalando que el problema del mito es la “objetivación” si la Iglesia habla de Cristo necesariamente incluye el sepulcro vacío y la resurrección.
Bultmann responde a las duras críticas de Barth: señalando primero, que el problema teologico se a convertido en un problema eclesial “…lo que pretende su teología es la búsqueda de la comprensión del mensaje cristiano por parte de los creyentes de su época, los cuales necesitan una explicación existencial de la predicación y su existencia teniendo en cuenta el avance científico”. La Palabra de Dios es la que sale al encuentro y al entenderla se traduce. El hombre moderno requiere comprender su existencia y esto es lo que trata de decirnos Nuevo Testamento por medio del método hermenéutico. En la fe se realiza la muerte y la resurrección de Jesucristo al cual se cree como salvador. La cruz es un hecho escatológico que junto a la resurrección es también cósmico pues nos afecta a nosotros hoy.
El auto comprendernos significa comprender a Dios y el mundo. La Palabra de Dios sea real en el conocer del creyente, esta explicación es rechazada por Barth, porque Bultmann parte de precomprensiones y su relación con una ontología filosófica.
Me parece mas que un dialogo, un rechazo de Barth, a la teología que plantea Bultmann, porque aun cuando reafirma su centralidad en Cristo, es desacreditado por la influencia filosófica que tiene y porque indirectamente critica la falta de un estudio hermenéutico en la teología barthiana.
No me agrada la forma en que reacciona Barth, por que nuestras Iglesias no deben estar ajenas al estudio serio de la Biblia, ni tampoco podemos quitar las herramientas que la ciencia nos da y por ultimo en el dialogo hay que saber escuchar.
Dennis Rojas
Cómo la iglesia maneja una disputa interna es lo que me interesa en las cartas entre Barth y el obispo. Barth tiene un problema grave con las enseñanzas de Bultmann, principalmente a través de su método de empezar con una filosofía existencial en lugar de lo que Barth hace (empezando siempre con la Biblia). No obstante, pese a su oposición Barth les avisa al obispo y otros miembros de la iglesia que no hagan una ‘caza de brujas.’ Un ataque a una herejía es siempre ‘más peligrosa para la Iglesia que la susodicha herejía.’ (Barth 1973:252). En contraste, Barth sugiere la iglesia manifiesta la verdad de la resurrección, y la verdad de Jesús Cristo viviente, en su vida común y en su misión al mundo. Me gusta que Barth le diga a la iglesia que la verdad no se puede controlar en un sistema o otros métodos mecánicos. No hay ninguna garantía de la verdad pero existe solamente el camino de vida en el espíritu.
En las cartas entre Bultmann y Barth en el invierno de 1952, la carta de Barth señala más claramente sus puntos distintos de empezar. Barth otra vez desafía la posibilidad de un compromiso a una filosofía secular o un partido político antes de (o aún junto a) el evangelio. Según Barth, nuestra respuesta está siempre en segundo lugar a la palabra divina. La palabra divina rompe todos los hechos de establecer un orden o una realidad verdadera fuera a la. Entonces, Barth cree que el modo de Bultmann señala a un vacío o espacio.
En la carta de Bultmann me gusta su insistencia que el mensaje del Nuevo Testamento se debe separar de los mitos para que la gente de hoy podamos entenderlo. Critica la ofensa falsa de los mitos. En mi propia experiencia recuerdo cuando mi hermano era niño, me dijo que no pudo aceptar el cristianismo a través de los milagros. Su punto de visto científico le prevénió aceptar el punto de visto mitológico de los narrativos bíblicos. Para mí, acepto la idea de Bultmann que la Biblia y la persona de Jesús tienen poder o relevancia en la vida de algun solamente si la misma persona los aceptan. Una discusión o conversación es necesario: ‘porque es Cristo solamente en cuanto Cristo pro me.’ No quiero negar la realidad objetiva de Cristo, solamente quiero decir que la realidad de nuestra respuesta y compromiso de Cristo es más claro y más importante.
Rachel Starr
Estas páginas comienzan con una carta del pastor Hans Bruns al Consejo de la Iglesia Evangélica de Alemania, al obispo Theophil Wurm del 7 de mayo de 1947. El tema que presenta es la fundación de Escuelas Superiores eclesiales, y lo que escuchó en las clases de Bultmann sobre la cuestión del milagro, y formulaciones como “leyenda del sepulcro vacío” y “prodigio de la resurrección”. Bultmann opina que la mayoría de los teólogos científicos consideran leyenda la historia del sepulcro vacío. El pastor pide que se examine lo que se puede hacer para organizar las Escuelas Superiores de la iglesia, para la formación de jóvenes teólogos.
A continuación leemos la carta del presidente del Consejo de la Iglesia de Alemania, obispo Theophil Wurm, a Barth y a Bultmann del 20 de mayo de 1947.
El obispo opina que la teoría bultmaniana, llega a una concepción que, con la negación de los informes, incluye en sí mismo la negación del mismo hecho, no para él mismo, pero sí probablemente para muchos de sus oyentes y para la comunidad. (p. 245) Antes de nuevos caminos para la formación teológica de los jóvenes, quiere entrar en contacto con los principales teólogos universitarios para la aclaración de la cuestión teológica.
Finalmente la carta de Barth al obispo Theophil Wurm, y a Bultman, del 29 de mayo de 1947. Aquí Barth expresa una detallada respuesta con respecto a Bultmann.
i) Bultmann orientó el trabajo teológico desde una ontología filosófica o antropológica. Pensaba que había encontrado en el esquema “existencialista”, el canon para la explicación de los textos neotestamentarios y para la comprensión de su contenido particular. (p. 248)
ii) Barth no está de acuerdo con las quejas del pastor Bruns con respecto a las frases en la clase de Bultmann.
1 – La expresión leyenda, puede indicar simplemente el carácter literario propio de la narración evangélica de la Pascua. Del mismo modo la expresión prodigio, para expresar el aspecto de la resurrección.
2 – Las frases de Bultmann, están en conexión con su conclusión negativa que abarca toda la cristología. El hecho salvífico de la fe no es el sepulcro vació sino, el Señor Jesús viviente , El Cristo, el Redentor del mundo.
3 – Si es que hay que atacarle algo a Bultmann es por su combinación con una determinada ontología filosófica.
iii) Barth hace alusión a su escrito sobre la Pascua, donde no habló del “sepulcro vacío” sino de la necesidad de tomar literalmente en serio el mensaje del corporalmente resucitado Jesucristo, para encontrarnos en una nueva vida, en un nuevo mundo. Para ello es necesario rodearse de una comunidad no “creyente” sino vital.
Barth propone que la acción eclesial frente al escándalo de Bultmann puede consistir tan sólo en que la Iglesia misma, precisamente en el punto criticado por Bultmann es Iglesia, no sólo teórica sino prácticamente. (p.254)
Mariana Rosa Serrano
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