En la Introducción a su Teología Sistemática, Tillich delimita el punto de vista, los objetivos y la organización de la misma, para luego abocarse a su método y estructura. El punto de vista que adopta es el del mensaje cristiano y la "situación" temporal. Esto me pareció muy interesante pues parece hacer una síntesis de Barth y Bultmann: las Sagradas Escrituras y la existencia. Por lo tanto, su planteo de una teología apologética intenta responder a las preguntas que la situación contemporánea plantea. Dice Tillich: " El sistema que a continuación expongo, intenta utilizar el "método de correlación" como una manera de unir el mensaje y la situación... Establece una correlación entre preguntas y respuestas, situación y mensaje, existencia humana y autorrevelación divina." Ahora bien, si tiene el mensaje cristiano y tiene la "situación", no entiendo por qué recurre a la filosofía? ¿ La teología necesita de la filosofía para dar respuesta a los interrogantes que se plantea? ¿Es necesario confrontar a la teología con otras formas de saber? Frente al planteo del círculo teológico - este a priori místico, una toma de conciencia de algo que trasciende la separación entre sujeto y objeto- él mismo reconoce que no sólo el filósofo de la religión puede escapar de él, sino "toda comprensión de las cosas espirituales es circular". Y dentro de este círculo ha de ubicarse el teólogo: "Una persona puede ser teólogo siempre que acepte el contenido del círculo teológico como su preocupación última." Y nuestra preocupación última es aquello que determina nuestro ser o no ser. Entonces, se entiende que el ser y no ser son categorías filosóficas, pero me parece que la teología en sí puede establecer esta correlación sin necesidad de recurrir tan prioritariamente a la filosofía. Me parece muy valioso el método de Tillich como compendio de las teologías anteriores y las de sus contemporáneos.
Clase 8 TILLICH, Paul Teología Sistemática I, p. 9-55
Tillich, pretende mostrar el método y la estructura de un sistema teológico, escrito desde un punto de vista apologético y llevado a cabo en correlación constante con la filosofía. La teología, como función de la iglesia cristiana debe servir a las necesidades de esa iglesia, afirmando la verdad del mensaje cristiano e interpretando esa verdad para cada nueva generación. La teología se encuentra entre la verdad eterna y la situación temporal en que debe ser recibida, es decir, debe responder a la autointerpretación creadora del ser humano en una época determinada. La teología apologética, es una teología que responde a las preguntas de la situación con el mensaje bíblico y los medios que nos da la misma situación (artes, literatura...). Pero para evitar quedarse en ella recurre a la teología kerigmática, colocando al kerigma como base de todas las afirmaciones que realice. Hay un método que reúne a estas dos maneras de hacer teología, y es el método de correlación, donde están unidas las preguntas implícitas de la situación y las respuestas implícitas del mensaje. El teólogo como científico tiene un a priori, el mensaje cristiano como su preocupación última, un preguntar a lo incondicional, independiente, infinito y total, al cual se entrega tratando de reinvidicar su validez universal a pesar de ser algo concreto y particular. Esto lo hace dentro del círculo teológico, dentro de la Iglesia y sus creencias, en su situación de fe, su decisión existencial. Para esto tiene unos criterios formales que guían su empresa: el objeto de la teología es aquello que nos preocupa últimamente; y esta preocupación última es lo que determina nuestro ser o no ser. La teología es la interpretación metódica de los contenidos de la fe cristiana, quien se presenta como la teología, debido a que en un acontecimiento se manifestó la auto-revelación divina, “Jesús como Cristo” algo concreto que a su vez es universal. Al ser absolutamente concreto constituye una preocupación existencia que da lugar a relaciones incondicionales e infinitas, que por lo tanto le dan un carácter universal. Un solo acontecimiento responde a las diversas preguntas que se dan según la situación existencial del que se pregunta. Todas las preguntas llevan a una misma respuesta “Jesús como Cristo”. La filosofía plantea la cuestión de la realidad como un todo, el problema de la estructura del ser, en forma crítica y tomando los materiales que le pueden llevar a proporcionar las otras ciencias. La teología busca el significado del ser para nosotros, para el círculo teológico, su existencia, su fe, del cual no puede salir. Busca el significado existencial para algo que define la filosofía. El filósofo describe objetivamente y racionalmente las manifestaciones del ser en la realidad y el teólogo embargado por este ser, lo interpreta y le da significado para la comunidad de fe. Relaciona el Logos universal del que habla la filosofía con “Jesús como Cristo”, al Logos que se hizo concreto dándonos la salvación. El criterio para discernir el carácter teológico de una disciplina no estriba en su origen supuestamente supranatural sino en su significación para la interpretación de nuestra preocupación ultima. Para esto se divide en el grupo histórico, donde encontramos las disciplinas bíblicas, la historia de la Iglesia y la historia de la religión y la cultura. El otro grupo es el deductivo donde está la teología sistemática, saca el material para las cuestiones existenciales de un grupo de ciencias que le ayudan en esto, como es el método de correlación, donde interactúan la filosofía y la teología; la apologética, la teología que responde a la situación humana e histórica y por lo tanto las cuestiones éticas. Estos grupos concluyen en la teología práctica, la teoría técnica, que describe el medio adecuado para lograr un fin, la vida de la Iglesia, describiendo la institución donde se actualiza la naturaleza de la Iglesia a través de la cual se ejercen sus funciones. Une la situación humana con el mensaje cristiano presentando nuevas preguntas al teólogo sistemático e investigaciones al teólogo histórico, según las necesidades de cada época. Según Tillich la teología sirve para relacionar las preguntas que se plantea el ser humano en su lugar y tiempo tratando de encontrar la respuesta que necesita en el mensaje cristiano. Pero para lograrlo, el teólogo debe estar en contacto con la filosofía y las diferentes expresiones del ser humano y estar ligado a una comunidad de fe. Observaciones: ¿Qué debería preocuparnos esencialmente? Nuestra preocupación esencial es la que determina nuestro ser o no ser. Nos preocupamos esencialmente con lo que creemos tiene el poder de destruir o salvar nuestro ser mismo, toda nuestra realidad humana, la estructura y el objetivo de la existencia. Lo esencial es el Ser mismo, o lo que tradicionalmente hemos llamado Dios. Dios, para Tillich, no es ni una cosa ni un ser. Dios está más allá del ser y de las cosas. Dios es el Ser mismo, el poder del ser, el fundamento del ser. Incluso si consideráramos a Dios como el ser más elevado, lo reduciría más al nivel de la criatura. Así también, es tan ateo, según Tillich, afirmar la existencia de Dios como negarla... Porque, prosigue, el Ser mismo transciende la existencia. Dios es la respuesta simbólica del hombre a la búsqueda de valor para superar la angustia de la situación límite del hombre entre el ser y el no ser. ¿Qué participación tiene el hombre en esta conquista del enajenamiento del ser?
El principio de correlación de Tillich afirma que la filosofía puede darnos un análisis adecuado de la situación humana pero que sólo la razón salvada puede ver claramente la respuesta a la situación. Tillich presume demasiada neutralidad en la razón del hombre. ¿Cómo puede una razón filosófica no penetrada por la fe cristiana formular correctamente las estructuras y significado de la existencia humana?
Prefacio - Introducción 9 – 53 En Teología Sistemática Paul Tillich
Tillich dice: “La teología no puede ni debe emitir juicios acerca del valor estético de una creación artística, acerca del valor científico de una teoría físico o de una interpretación histórica, acerca de los métodos de una curación médica o de reconstrucción social, acerca de la solución de conflictos políticos o internacionales.”
Aunque más tarde Tillich va a proponer que lo teórico y lo práctico van a la par, me parece que en un principio deja entrever que tiene cierta tendencia dualista entre lo teológico y lo pragmático. Desconozco hasta que punto su experiencia vivencial de las dos grandes guerras, en las que Alemania participó activamente, inciden en su postura.
Me parece que si todos pueden hablar de teología, como fue propuesto en la clase con anterioridad, es posible que de alguna manera la teología tenga algo que decir acerca de todo lo demás. Esto es especialmente si se reconoce que todo es creación y que nada puede abstraerse de esto.
Pero para ser más claro, y como expresé en mi opinión acerca de los “grados” en los que los diferentes individuos pueden hablar de teología, que es en la mayoría de los casos a partir de lo existencial y lo empírico – de la misma manera los teólogos pueden hablar de diferentes aspectos de la vida con diferentes grados de certeza y de autoridad. En principio porque hay teólogos que han dedicado su vida entera a la teología, pero existen otros que han iniciado en otros campos y han continuado con teología o viceversa. Tal es el caso de, por ejemplo John Polkinghorne. Su seriedad en ambos campos le ha reconocido el reconocimiento de sus propuestas tanto científicas como teológicas. Por supuesto que no es la única área a la que nos podemos encerrar, George Barna hace lo propio desde sus estudios sociológicos; Hans Urs von Balthasar en el arte y la estética, y la lista puede continuar, Behe, Johnstone, etc. pero ese no es el objetivo de estas líneas. (Un buen libro con varios ensayos pertinentes a la teología y la teología es el de Rae, Murray. Regan, Hillary. Stenhouse, John (eds.); Science and Theology: Questions at the Interface; Eerdmans Publishing Co. Grand Rapids, MI. 1994)
El problema, como lo entiendo, es que la mayoría de la estos trabajos son bastante densos y abstractos y no le interesan a la mayoría de las personas. Sin embargo esta falta de interés no implica que haya una desconexión entre unos y otros. El hecho de que una persona no entienda ecuaciones diferenciales o matemáticas euclidianas, no le impide hacer uso de un GPS o de un teléfono celular. Habrá algunos que lo sabrán en su totalidad, habrá unos que tengan cierta idea de cuáles son los principios – sin que los manejen a la perfección y también habrá quien sólo pulsará las teclas para que su aparato haga lo que tiene que hacer.
Por último, me parece que sería importante ver que cada vez más se plantea la posibilidad de un “Diseño Inteligente” dada la alta complejidad de estructuras químicas y biológicas de todo lo que nos rodea. Después de todo ¿no es más sensato y razonable pensar que después del Big Bang hubo un propósito, y no una cantidad casi infinita de “consecuencias” secuenciales que permitieron la vida en este planeta?
En este capítulo se presenta el método de correlación de Tillich, escrito desde un punto de vista apologético y llevado a cabo en correlación constante con la filosofía. Afirma pues, que un sistema teológico debería satisfacer dos necesidades fundamentales: la afirmación de la verdad del mensaje cristiano (fundamento) y la interpretación de esta verdad para cada generación (situación personal). El método de correlación, lo utiliza el autor, como una manera de unir el mensaje y la situación. Trata de establecer una correlación entre las preguntas implícitas en la situación y las respuestas implícitas en el mensaje. Establece una correlación entre preguntas y respuestas, situación y mensaje, existencia humana y autorrevelación divina. (p.21) Esto para ayudar a entender el mensaje cristiano como respuesta a las cuestiones implícitas en toda situación humana. Un aspecto importante puede ser la invitación a entrar en el “círculo teológico” con un compromiso concreto, pensando en que toda comprensión de las cosas espirituales es circular. Al ser personas abocadas a la tarea teológica, podemos entrar en el círculo como integrantes de la iglesia cristiana para la autocomprensión teológica de la misma. Y esto implica un gran dinamismo, permanente movimiento, estar dentro y fuera del círculo teológico. Predominando a veces un aspecto, otras veces otro. Sería posible entonces, aplicar el criterio de que una persona puede ser teólogo siempre que acepte el contenido del círculo teológico como su preocupación última. (pg. 24) Al analizar los criterios formales de la teología, el autor define primero, el objeto de la teología, como lo que nos preocupa últimamente. Aquí creo que hace alusión al problema del significado último de la existencia, algo que nos preocupa incondicionalmente. Llegamos así al segundo criterio formal: aquello que determina nuestro ser o no ser. Se subraya que la teología sistemática es una teología que “responde” a las cuestiones implícitas en la situación humana general y en la situación histórica particular. (pg. 29) Me resulta interesante el intento de establecer una correlación entre las preguntas que surgen en las distintas situaciones humanas y las respuestas que se pueden encontrar en el mensaje donde Dios se autorrevela. Un aspecto valioso del método de correlación, resulta ser, la búsqueda de unidad entre el mensaje y la situación.
1. En primer lugar quiero decir que es una de las primeras veces que comprendo a Paul Tillich, pues leerlo sin saber nada de filosofía no es muy recomendable. Me ha gustado mucho la lectura. Encontré ideas e hice relaciones con otros autores, por ejemplo: a. “La preocupación indica el carácter existencial de la experiencia religiosa” (p. 26). Lo cual lo relacioné con la preocupación de Bultmann a partir de la existencia de hacer comprensible el Kerigma del N. T. b. “Pero los teólogos kerigmáticos tienden a negar todo terreno común con quienes se hallan fuera del círculo teológico” (p. 14). Me recordó a la idea de Barth sobre quiénes pueden hacer teología, solamente quienes participan en una comunidad. c. Y lo preliminar y último (p. 27) con lo “penúltimo y último” de Bonhoeffer, posiblemente esté equivocada en esta relación pero me ha parecido similar. Para Bonhoeffer lo penúltimo es la “prepación” del camino hacia lo “último”, aunque esta preparación no es necesaria pues no vamos a Cristo, sino que él viene hacia nosotros. Pero preparamos el camino porque Dios nos invita a ser co-partícipes en su plan salvífico. En cambio, para Tillich es distinto: “la teología no debería abandonar nunca al ámbito de la percepción última, y, en cambio, debería renunciar a jugar un papel en el palenque de las preocupaciones preliminares” (p. 27). Quizás puntualmente no se refieran a lo mismo con lo penúltimo y lo preliminar pero son dos formas de ver lo que está antes de lo “último”.
2. La cultura es algo presente en el texto. La situación se ve marcada por ella (p. 18). La cultura es algo particular de cada pueblo que existió, existe y existirá y me parece muy interesante como el habla de lo universal y lo concreto. “La doctrina del logos como doctrina de la identidad de lo absolutamente concreto y lo absolutamente universal no es una doctrina teológica más, sino el único fundamento posible de una teología cristiana que pretende ser la teología” (p.32). está hablando, entiendo, en relación a la cultura de cómo Cristo (o logos, o como las distintas tradiciones lo denominen) se encarna en ella. Obviamente esta teología cristiana no descuidará lo último. O sea en cada cultura Cristo se encarna, no hay una sola o unas pocas, en todas con este nombre u otro, es lo abstracto. Y es interesante cuando veíamos ética como el concepto universal (abstracto) de Ágape, se concretiza en cada cultura y está en todas ellas. Lo cual me parece muy importante. Él nos ayuda a ver que todos “existimos”, sea en la china, como en Alemania o Argentina y que fuera de este “concreto” hay algo “universal” que nos une como existencia. ¿Y quién puede pensar esto? Un teólogo existencial (p. 40). Que no sólo racionaliza o cree sino que siente, desespera, etc. y esto me gusta porque está mirando que el teólogo también es un ser y su pasión por la teología también lo conforma y marca su labor.
En el prefacio a su gran trabajo, Paul Tillich resume su estilo de teología como sigue: ‘escrito desde un punto de vista apologético y llevado a cabo en correlación constante con la filosofía.’ (Tillich 1972:10) Su enfoque es muy práctico, los libros son para ayudar a los estudiantes en su ministerio frente a las preguntas de la gente. (Tillich 1972:11). Muy claramente, Tillich expresa su compromiso a participar de la sociedad, de la misma manera en que vivió. Aunque llego a Tillich con algunas sospechas, me gusta que ponga el énfasis en el dialogo.
La primera parte de su introducción considera la identidad de una teología apologética y kerigmática. Tillich aboga por la interpretación corriente de la verdad eterna. La interpretación es la de la situación contemporánea. Se debe tener sinceridad acera de la naturaleza temporal de cada teología. Creo que esto nos ayuda a mantenernos insatisfechos y a buscar siempre una teología más fiel.
En contraste con Barth, Tillich nos anima a usar los recursos del mundo humano. Él tiene una teología mucho más abierta a la cultura que la de Barth. Sabemos que Tillich fue un personaje público en los EEUU y que desde que era joven participó en círculos artísticos. En todo momento, Tillich se ubica entre Schleiermacher y Barth. Agradezco su insistencia en que no podemos escapar de nuestra situación y, es más, en que necesitamos usar todo lo que tenemos para hablar de nuestra existencia y de Dios.
Me parece útil su resumen de la meta teológica como la preocupación ultima, y su definición de ésta como ‘aquello que determina nuestro ser o no ser.’ (Tillich 1972:29) Dado que ‘Nada que no tenga el poder de amenazar y salvar nuestro ser puede ser para nosotros objeto de preocupación ultima.’ (Tillich 1972:29). Nos recuerda el enfoque propio de nuestro trabajo, y nos aconseja que no creamos que somos filósofos, biólogos, etc.
En la parte número 7, Tillich dice que el exilio existencial del hombre implica que la teología puede incluir una búsqueda de un “nuevo ser” (Tillich 1972:41). Hay un eco de esto en la descripción de Stanley Hauerwas de los seres humanos como los residentes ajenos. Me parece bien la noción de nuestra inquietud y junto a eso, nuestra falta de compromiso total con un estado o partido político a través de nuestro compromiso último con Dios. También, recuerdo el libro The Three Guineas en el que Virginia Woolf señala que las mujeres no tienen un país. Hay una liberación de la lealtad mundial. Sin embargo, en mi corazón no siento esta alienación de lo material. Tillich entiende el mundo como el lugar de preguntas y existencia temporal en contraste con el cielo de respuestas y existencia eterna, y por lo tanto, verdad. Para mí, nuestra existencia en la tierra es parte de la vida eterna; las dos son igualmente reales. Quiero salir de todos los sistemas binarios. Por supuesto, Tillich trabaja para un diálogo verdadero entre el mundo y Dios, más de lo que Barth lo hace; pero, al fin, se imagina un éxodo al cielo. Rachel Starr
6 Comments:
En la Introducción a su Teología Sistemática, Tillich delimita el punto de vista, los objetivos y la organización de la misma, para luego abocarse a su método y estructura.
El punto de vista que adopta es el del mensaje cristiano y la "situación" temporal. Esto me pareció muy interesante pues parece hacer una síntesis de Barth y Bultmann: las Sagradas Escrituras y la existencia. Por lo tanto, su planteo de una teología apologética intenta responder a las preguntas que la situación contemporánea plantea. Dice Tillich: " El sistema que a continuación expongo, intenta utilizar el "método de correlación" como una manera de unir el mensaje y la situación... Establece una correlación entre preguntas y respuestas, situación y mensaje, existencia humana y autorrevelación divina."
Ahora bien, si tiene el mensaje cristiano y tiene la "situación", no entiendo por qué recurre a la filosofía? ¿ La teología necesita de la filosofía para dar respuesta a los interrogantes que se plantea? ¿Es necesario confrontar a la teología con otras formas de saber? Frente al planteo del círculo teológico - este a priori místico, una toma de conciencia de algo que trasciende la separación entre sujeto y objeto- él mismo reconoce que no sólo el filósofo de la religión puede escapar de él, sino "toda comprensión de las cosas espirituales es circular". Y dentro de este círculo ha de ubicarse el teólogo: "Una persona puede ser teólogo siempre que acepte el contenido del círculo teológico como su preocupación última." Y nuestra preocupación última es aquello que determina nuestro ser o no ser. Entonces, se entiende que el ser y no ser son categorías filosóficas, pero me parece que la teología en sí puede establecer esta correlación sin necesidad de recurrir tan prioritariamente a la filosofía.
Me parece muy valioso el método de Tillich como compendio de las teologías anteriores y las de sus contemporáneos.
Carolina Artana
Clase 8 TILLICH, Paul Teología Sistemática I, p. 9-55
Tillich, pretende mostrar el método y la estructura de un sistema teológico, escrito desde un punto de vista apologético y llevado a cabo en correlación constante con la filosofía.
La teología, como función de la iglesia cristiana debe servir a las necesidades de esa iglesia, afirmando la verdad del mensaje cristiano e interpretando esa verdad para cada nueva generación. La teología se encuentra entre la verdad eterna y la situación temporal en que debe ser recibida, es decir, debe responder a la autointerpretación creadora del ser humano en una época determinada.
La teología apologética, es una teología que responde a las preguntas de la situación con el mensaje bíblico y los medios que nos da la misma situación (artes, literatura...). Pero para evitar quedarse en ella recurre a la teología kerigmática, colocando al kerigma como base de todas las afirmaciones que realice. Hay un método que reúne a estas dos maneras de hacer teología, y es el método de correlación, donde están unidas las preguntas implícitas de la situación y las respuestas implícitas del mensaje.
El teólogo como científico tiene un a priori, el mensaje cristiano como su preocupación última, un preguntar a lo incondicional, independiente, infinito y total, al cual se entrega tratando de reinvidicar su validez universal a pesar de ser algo concreto y particular. Esto lo hace dentro del círculo teológico, dentro de la Iglesia y sus creencias, en su situación de fe, su decisión existencial. Para esto tiene unos criterios formales que guían su empresa: el objeto de la teología es aquello que nos preocupa últimamente; y esta preocupación última es lo que determina nuestro ser o no ser.
La teología es la interpretación metódica de los contenidos de la fe cristiana, quien se presenta como la teología, debido a que en un acontecimiento se manifestó la auto-revelación divina, “Jesús como Cristo” algo concreto que a su vez es universal. Al ser absolutamente concreto constituye una preocupación existencia que da lugar a relaciones incondicionales e infinitas, que por lo tanto le dan un carácter universal. Un solo acontecimiento responde a las diversas preguntas que se dan según la situación existencial del que se pregunta. Todas las preguntas llevan a una misma respuesta “Jesús como Cristo”.
La filosofía plantea la cuestión de la realidad como un todo, el problema de la estructura del ser, en forma crítica y tomando los materiales que le pueden llevar a proporcionar las otras ciencias. La teología busca el significado del ser para nosotros, para el círculo teológico, su existencia, su fe, del cual no puede salir. Busca el significado existencial para algo que define la filosofía. El filósofo describe objetivamente y racionalmente las manifestaciones del ser en la realidad y el teólogo embargado por este ser, lo interpreta y le da significado para la comunidad de fe. Relaciona el Logos universal del que habla la filosofía con “Jesús como Cristo”, al Logos que se hizo concreto dándonos la salvación.
El criterio para discernir el carácter teológico de una disciplina no estriba en su origen supuestamente supranatural sino en su significación para la interpretación de nuestra preocupación ultima. Para esto se divide en el grupo histórico, donde encontramos las disciplinas bíblicas, la historia de la Iglesia y la historia de la religión y la cultura.
El otro grupo es el deductivo donde está la teología sistemática, saca el material para las cuestiones existenciales de un grupo de ciencias que le ayudan en esto, como es el método de correlación, donde interactúan la filosofía y la teología; la apologética, la teología que responde a la situación humana e histórica y por lo tanto las cuestiones éticas.
Estos grupos concluyen en la teología práctica, la teoría técnica, que describe el medio adecuado para lograr un fin, la vida de la Iglesia, describiendo la institución donde se actualiza la naturaleza de la Iglesia a través de la cual se ejercen sus funciones. Une la situación humana con el mensaje cristiano presentando nuevas preguntas al teólogo sistemático e investigaciones al teólogo histórico, según las necesidades de cada época.
Según Tillich la teología sirve para relacionar las preguntas que se plantea el ser humano en su lugar y tiempo tratando de encontrar la respuesta que necesita en el mensaje cristiano. Pero para lograrlo, el teólogo debe estar en contacto con la filosofía y las diferentes expresiones del ser humano y estar ligado a una comunidad de fe.
Observaciones:
¿Qué debería preocuparnos esencialmente? Nuestra preocupación esencial es la que determina nuestro ser o no ser. Nos preocupamos esencialmente con lo que creemos tiene el poder de destruir o salvar nuestro ser mismo, toda nuestra realidad humana, la estructura y el objetivo de la existencia. Lo esencial es el Ser mismo, o lo que tradicionalmente hemos llamado Dios.
Dios, para Tillich, no es ni una cosa ni un ser. Dios está más allá del ser y de las cosas. Dios es el Ser mismo, el poder del ser, el fundamento del ser. Incluso si consideráramos a Dios como el ser más elevado, lo reduciría más al nivel de la criatura. Así también, es tan ateo, según Tillich, afirmar la existencia de Dios como negarla... Porque, prosigue, el Ser mismo transciende la existencia. Dios es la respuesta simbólica del hombre a la búsqueda de valor para superar la angustia de la situación límite del hombre entre el ser y el no ser. ¿Qué participación tiene el hombre en esta conquista del enajenamiento del ser?
El principio de correlación de Tillich afirma que la filosofía puede darnos un análisis adecuado de la situación humana pero que sólo la razón salvada puede ver claramente la respuesta a la situación. Tillich presume demasiada neutralidad en la razón del hombre. ¿Cómo puede una razón filosófica no penetrada por la fe cristiana formular correctamente las estructuras y significado de la existencia humana?
Dennis Rojas
Prefacio - Introducción 9 – 53
En Teología Sistemática
Paul Tillich
Tillich dice: “La teología no puede ni debe emitir juicios acerca del valor estético de una creación artística, acerca del valor científico de una teoría físico o de una interpretación histórica, acerca de los métodos de una curación médica o de reconstrucción social, acerca de la solución de conflictos políticos o internacionales.”
Aunque más tarde Tillich va a proponer que lo teórico y lo práctico van a la par, me parece que en un principio deja entrever que tiene cierta tendencia dualista entre lo teológico y lo pragmático. Desconozco hasta que punto su experiencia vivencial de las dos grandes guerras, en las que Alemania participó activamente, inciden en su postura.
Me parece que si todos pueden hablar de teología, como fue propuesto en la clase con anterioridad, es posible que de alguna manera la teología tenga algo que decir acerca de todo lo demás. Esto es especialmente si se reconoce que todo es creación y que nada puede abstraerse de esto.
Pero para ser más claro, y como expresé en mi opinión acerca de los “grados” en los que los diferentes individuos pueden hablar de teología, que es en la mayoría de los casos a partir de lo existencial y lo empírico – de la misma manera los teólogos pueden hablar de diferentes aspectos de la vida con diferentes grados de certeza y de autoridad. En principio porque hay teólogos que han dedicado su vida entera a la teología, pero existen otros que han iniciado en otros campos y han continuado con teología o viceversa. Tal es el caso de, por ejemplo John Polkinghorne. Su seriedad en ambos campos le ha reconocido el reconocimiento de sus propuestas tanto científicas como teológicas. Por supuesto que no es la única área a la que nos podemos encerrar, George Barna hace lo propio desde sus estudios sociológicos; Hans Urs von Balthasar en el arte y la estética, y la lista puede continuar, Behe, Johnstone, etc. pero ese no es el objetivo de estas líneas. (Un buen libro con varios ensayos pertinentes a la teología y la teología es el de Rae, Murray. Regan, Hillary. Stenhouse, John (eds.); Science and Theology: Questions at the Interface; Eerdmans Publishing Co. Grand Rapids, MI. 1994)
El problema, como lo entiendo, es que la mayoría de la estos trabajos son bastante densos y abstractos y no le interesan a la mayoría de las personas. Sin embargo esta falta de interés no implica que haya una desconexión entre unos y otros. El hecho de que una persona no entienda ecuaciones diferenciales o matemáticas euclidianas, no le impide hacer uso de un GPS o de un teléfono celular. Habrá algunos que lo sabrán en su totalidad, habrá unos que tengan cierta idea de cuáles son los principios – sin que los manejen a la perfección y también habrá quien sólo pulsará las teclas para que su aparato haga lo que tiene que hacer.
Por último, me parece que sería importante ver que cada vez más se plantea la posibilidad de un “Diseño Inteligente” dada la alta complejidad de estructuras químicas y biológicas de todo lo que nos rodea. Después de todo ¿no es más sensato y razonable pensar que después del Big Bang hubo un propósito, y no una cantidad casi infinita de “consecuencias” secuenciales que permitieron la vida en este planeta?
Guillermo Bernáldez
8. Paul Tillich
Teología Sistemática I - Pg. 9-53
En este capítulo se presenta el método de correlación de Tillich, escrito desde un punto de vista apologético y llevado a cabo en correlación constante con la filosofía. Afirma pues, que un sistema teológico debería satisfacer dos necesidades fundamentales: la afirmación de la verdad del mensaje cristiano (fundamento) y la interpretación de esta verdad para cada generación (situación personal).
El método de correlación, lo utiliza el autor, como una manera de unir el mensaje y la situación. Trata de establecer una correlación entre las preguntas implícitas en la situación y las respuestas implícitas en el mensaje. Establece una correlación entre preguntas y respuestas, situación y mensaje, existencia humana y autorrevelación divina. (p.21) Esto para ayudar a entender el mensaje cristiano como respuesta a las cuestiones implícitas en toda situación humana.
Un aspecto importante puede ser la invitación a entrar en el “círculo teológico” con un compromiso concreto, pensando en que toda comprensión de las cosas espirituales es circular. Al ser personas abocadas a la tarea teológica, podemos entrar en el círculo como integrantes de la iglesia cristiana para la autocomprensión teológica de la misma. Y esto implica un gran dinamismo, permanente movimiento, estar dentro y fuera del círculo teológico. Predominando a veces un aspecto, otras veces otro. Sería posible entonces, aplicar el criterio de que una persona puede ser teólogo siempre que acepte el contenido del círculo teológico como su preocupación última. (pg. 24)
Al analizar los criterios formales de la teología, el autor define primero, el objeto de la teología, como lo que nos preocupa últimamente. Aquí creo que hace alusión al problema del significado último de la existencia, algo que nos preocupa incondicionalmente.
Llegamos así al segundo criterio formal: aquello que determina nuestro ser o no ser.
Se subraya que la teología sistemática es una teología que “responde” a las cuestiones implícitas en la situación humana general y en la situación histórica particular. (pg. 29)
Me resulta interesante el intento de establecer una correlación entre las preguntas que surgen en las distintas situaciones humanas y las respuestas que se pueden encontrar en el mensaje donde Dios se autorrevela. Un aspecto valioso del método de correlación, resulta ser, la búsqueda de unidad entre el mensaje y la situación.
Mariana Rosa Serrano
1. En primer lugar quiero decir que es una de las primeras veces que comprendo a Paul Tillich, pues leerlo sin saber nada de filosofía no es muy recomendable. Me ha gustado mucho la lectura. Encontré ideas e hice relaciones con otros autores, por ejemplo:
a. “La preocupación indica el carácter existencial de la experiencia religiosa” (p. 26). Lo cual lo relacioné con la preocupación de Bultmann a partir de la existencia de hacer comprensible el Kerigma del N. T.
b. “Pero los teólogos kerigmáticos tienden a negar todo terreno común con quienes se hallan fuera del círculo teológico” (p. 14). Me recordó a la idea de Barth sobre quiénes pueden hacer teología, solamente quienes participan en una comunidad.
c. Y lo preliminar y último (p. 27) con lo “penúltimo y último” de Bonhoeffer, posiblemente esté equivocada en esta relación pero me ha parecido similar. Para Bonhoeffer lo penúltimo es la “prepación” del camino hacia lo “último”, aunque esta preparación no es necesaria pues no vamos a Cristo, sino que él viene hacia nosotros. Pero preparamos el camino porque Dios nos invita a ser co-partícipes en su plan salvífico. En cambio, para Tillich es distinto: “la teología no debería abandonar nunca al ámbito de la percepción última, y, en cambio, debería renunciar a jugar un papel en el palenque de las preocupaciones preliminares” (p. 27). Quizás puntualmente no se refieran a lo mismo con lo penúltimo y lo preliminar pero son dos formas de ver lo que está antes de lo “último”.
2. La cultura es algo presente en el texto. La situación se ve marcada por ella (p. 18). La cultura es algo particular de cada pueblo que existió, existe y existirá y me parece muy interesante como el habla de lo universal y lo concreto. “La doctrina del logos como doctrina de la identidad de lo absolutamente concreto y lo absolutamente universal no es una doctrina teológica más, sino el único fundamento posible de una teología cristiana que pretende ser la teología” (p.32). está hablando, entiendo, en relación a la cultura de cómo Cristo (o logos, o como las distintas tradiciones lo denominen) se encarna en ella. Obviamente esta teología cristiana no descuidará lo último. O sea en cada cultura Cristo se encarna, no hay una sola o unas pocas, en todas con este nombre u otro, es lo abstracto. Y es interesante cuando veíamos ética como el concepto universal (abstracto) de Ágape, se concretiza en cada cultura y está en todas ellas. Lo cual me parece muy importante. Él nos ayuda a ver que todos “existimos”, sea en la china, como en Alemania o Argentina y que fuera de este “concreto” hay algo “universal” que nos une como existencia. ¿Y quién puede pensar esto? Un teólogo existencial (p. 40). Que no sólo racionaliza o cree sino que siente, desespera, etc. y esto me gusta porque está mirando que el teólogo también es un ser y su pasión por la teología también lo conforma y marca su labor.
Laura Sol Lombardo
En el prefacio a su gran trabajo, Paul Tillich resume su estilo de teología como sigue: ‘escrito desde un punto de vista apologético y llevado a cabo en correlación constante con la filosofía.’ (Tillich 1972:10) Su enfoque es muy práctico, los libros son para ayudar a los estudiantes en su ministerio frente a las preguntas de la gente. (Tillich 1972:11). Muy claramente, Tillich expresa su compromiso a participar de la sociedad, de la misma manera en que vivió. Aunque llego a Tillich con algunas sospechas, me gusta que ponga el énfasis en el dialogo.
La primera parte de su introducción considera la identidad de una teología apologética y kerigmática. Tillich aboga por la interpretación corriente de la verdad eterna. La interpretación es la de la situación contemporánea. Se debe tener sinceridad acera de la naturaleza temporal de cada teología. Creo que esto nos ayuda a mantenernos insatisfechos y a buscar siempre una teología más fiel.
En contraste con Barth, Tillich nos anima a usar los recursos del mundo humano. Él tiene una teología mucho más abierta a la cultura que la de Barth. Sabemos que Tillich fue un personaje público en los EEUU y que desde que era joven participó en círculos artísticos. En todo momento, Tillich se ubica entre Schleiermacher y Barth. Agradezco su insistencia en que no podemos escapar de nuestra situación y, es más, en que necesitamos usar todo lo que tenemos para hablar de nuestra existencia y de Dios.
Me parece útil su resumen de la meta teológica como la preocupación ultima, y su definición de ésta como ‘aquello que determina nuestro ser o no ser.’ (Tillich 1972:29) Dado que ‘Nada que no tenga el poder de amenazar y salvar nuestro ser puede ser para nosotros objeto de preocupación ultima.’ (Tillich 1972:29). Nos recuerda el enfoque propio de nuestro trabajo, y nos aconseja que no creamos que somos filósofos, biólogos, etc.
En la parte número 7, Tillich dice que el exilio existencial del hombre implica que la teología puede incluir una búsqueda de un “nuevo ser” (Tillich 1972:41). Hay un eco de esto en la descripción de Stanley Hauerwas de los seres humanos como los residentes ajenos. Me parece bien la noción de nuestra inquietud y junto a eso, nuestra falta de compromiso total con un estado o partido político a través de nuestro compromiso último con Dios. También, recuerdo el libro The Three Guineas en el que Virginia Woolf señala que las mujeres no tienen un país. Hay una liberación de la lealtad mundial. Sin embargo, en mi corazón no siento esta alienación de lo material. Tillich entiende el mundo como el lugar de preguntas y existencia temporal en contraste con el cielo de respuestas y existencia eterna, y por lo tanto, verdad. Para mí, nuestra existencia en la tierra es parte de la vida eterna; las dos son igualmente reales. Quiero salir de todos los sistemas binarios. Por supuesto, Tillich trabaja para un diálogo verdadero entre el mundo y Dios, más de lo que Barth lo hace; pero, al fin, se imagina un éxodo al cielo.
Rachel Starr
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